Dwayne Johnson es un prolífico actor consolidado como héroe de acción pero con una gran versatilidad para reproducirse en el cine de aventuras y ocasionalmente rodar una comedia como resulta en esta ocasión. Un Espía y Medio es el regreso de “La Roca” al género luego de sus últimas participaciones en películas como El Súper Agente 86 o ese coqueteo con la nueva comedia americana en la excelente Policías de Repuesto, de Adam McKay.
También el director Rawson Marshall Thurber había recorrido un camino con algunos puntos de contacto con la nueva comedia americana en su anterior película, la subvalorada ¿Quién *&$%! son los Miller? Pero ahora regresa a un registro más parecido a la comedia tradicional ultra profesional de Hollywood, ese tipo de comedias bien construidas que sirven para engrosar la cartelera con estrenos medianos, fuera de las convenciones actuales donde todo es dominado por los tanques de taquilla.
Bob (Johnson) era un nerd obeso en la escuela secundaria que era sometido a los más crueles actos de bullying por sus compañeros, y solo era tratado con compasión por Calvin (Kevin Hart), el atleta héroe y la persona más popular y con el futuro más prometedor del colegio. Thurber convierte ese momento en el inicio narrativo de la película y con una elipsis de 20 años reconstruye el espacio alrededor de la reunión escolar por las dos décadas de egresados. El director trabaja -como eje emocional- lo que no fue. Bob ya no es más un obeso, es un musculoso agente de la CIA mientras que Calvin entregó su promisorio futuro en pos de un burocrático trabajo de contador. Al reunirse con Bob la noche anterior a la fiesta del reencuentro, Calvin comienza a meterse en una compleja trama de espionaje, donde se usan unos códigos de lanzamiento casi como un absurdo MacGuffin para dar rienda suelta a la buddy movie entre Johnson y su bestial cuerpo cinético y el bajito Kevin Hart, una pareja que logra química cinematográfica en cada fotograma.
Persecuciones, mafiosos, tiros, grandes apariciones de personajes secundarios como Jason Bateman y Melissa McCarthy hacen rica en proteínas esta comedia que más allá de algunas redenciones construidas de manera demasiado esquemática, cumple con el manual y la historia de las comedias súper profesionales del cine norteamericano, esas comedias seis puntos que necesitaríamos que se estrenen todas las semanas para recordarnos otras épocas en cuanto a variedad en la cartelera.