Calvin (Kevin Hart) siempre vivió en el tope de la ola; en la secundaria era talentoso y popular, se casó con su hermosa novia de la preparatoria y ahora tiene un trabajo en el que es bastante bueno. Pero todo cambia cuando en su vida re aparece Bob (Dwayne Johnson), un ex compañero que era el chivo expiatorio del curso y al que tan sólo ayudó una sola vez. Pero ahora Bob ya no es el gordito que todos conocían, si no una montaña de músculos que parece desesperado por hacer amigos, y que esconde más de un secreto.
Este año vimos quizás una de las mejores buddy movies de los últimos tiempos, como lo es The Nice Guys. Por desgracia Un Espía y Medio (Central Intelligence en su nombre original) se para en la vereda opuesta y va derecho a ese grupo de comedias que provocan más bostezos que risas.
El punto más bajo que tiene Un Espía y Medio es sin duda el guión, y eso queda en evidencia con tan sólo ver unos minutos de película. Y es que Ike Berinholtz y David Stassen, los responsables de este film, pensaron que con poner una historia básica de espionaje y dos comediantes ya bastaba para sacar a flote una buena comedia, y viendo el resultado final, nada más alejado de la realidad.
Muchos le van a caer a Kevin Hart y a Dwayne Johnson por su pobre desempeño. Y es que sabemos que el primero de ellos es un comediante bastante mediocre que basa su “humor” en poner caras graciosos y gritar con la voz chillona, y The Rock en suplantar sus problemas actorales en base a su enorme carisma. Pero es que tampoco tienen demasiado con qué trabajar, ya que sus personajes son planísimos, bien de manual.
Al nulo trabajo de personas principales, hay que sumarle que padecen lo mismo los secundarios. Ahí veremos intentos de villanos que aparecen tarde en la trama y cuando lo hacen poco le importa ya al espectador, o peor aún, buenos actores desperdiciados en lo que podría entenderse como cameos largos más que otra cosa. Y es que si en una comedia se tiene a Jason Bateman y sale menos de diez minutos, o a Aaron Paul aprovechando sus últimos coletazos post Breaking Bad y sólo lo vemos en dos ocasiones, es que de verdad los guionistas no sabían qué hacer con ellos, o no había presupuesto para tenerlos más tiempo.
A esto hay que sumarle escenas de acción bastante básicas que se limitan a poner a Dwayne Johnson llevándose por delante a todos los que se cruzan en su camino, o unos giros de guión bastante obvios, y el resultado final es más que evidente.
Un Espía y Medio es un claro ejemplo de que a veces seguir la formulas del genero al pie de la letra sin darle una mínima variante o elementos propios convierte a las películas en una experiencia bastante aburrida con muy pocas cosas destacables. En su favor tenemos que decir que no dura mucho, algo es algo.