Evidentemente estamos en la semana de la simpatía. Aquí el campeón absoluto del carisma es Mr. Dwayne “The Rock” Johnson, ese paquetón de músculos acostumbrado a reírse de sí mismo y que, a esta altura, tenemos que empezar a tomar como un icono del cine. Aquí es un ex gordito de secundario víctima de bullyng que se ha convertido en un musculoso agente secreto y busca al único amigo de adolescencia que tenía,, a la sazón el tipo más popular (Kevin Hart) ahora devenido en tímido nerd, para que lo ayude a acabar con una terrible amenaza. La película tiene dos cosas que la hacen querible: timing justo para el humor absurdo y personajes que, en su desafuero constante, resultan curiosamente humanos (algo similar pasaba en la brillante ¿Quién diablo son los Miller?, del mismo director). Esta enésima vuelta de tuerca a la comedia de pareja despareja juega, además, con los clichés de las parodias de comedia de pareja despareja, rizando el rizo de un modo bastante original. Y sí, es imperfecta, podría durar menos pero el espectador sale sonriendo y sin pensar en la factura del gas. ¿Qué más quiere?