Día de las madres
Esta pequeña gran película goza de un gran humanismo y ternura. Todos sus personajes mantienen un tratamiento simpáctico, honesto y agradable, que nos recuerda las sutilezas de la vida. El director no nos pinta a brocha gorda una pelicula compleja y pretenciosa, sino que con un pincel chiquitito nos dibuja magistralmente, con paciencia y esfuerzo, un departamento lleno de centenares de detalles, matices y colores.
A travéz de un duro trasfondo político que sirve tanto como disparador de la historia o como una faceta trágica y triste de nuestro protagonista, se dearrolla esta reunión de ancianas a las que Gianni tendra que agasajar con paciencia y comprensión.
Gianni es un personaje tan complejo como simple, sus acciones y gestos son de una gran naturaleza que pueden aparentar cierta facilidad a la hora de ser interpretado. Pero detrás de esas caras se encuentra un hombre cansado y perdido, que bebe continuas copas de vino y que nunca baja los brazos, siempre permanece activo. Su amor hacia su madre es claramente su mayor problema ya que no sólo lo hunde económicamente, sino que lo priva de tener una vida propia.
Las ancianas son la escencia que le da sabor a esta película. Sus ocurrencias, peticiones y trevesuras son tratados por el director con gran ternura y emoción. Nunca cae en un posible patetismo hacia sus actrices. Siempre las trata con respeto y admiración, de ahí es que grandes escenas como el escape de marina a la ciudad o el descubrimiento de Grazia comiendo la pasta, generan semejante simpatía con el espectador.
El desarrollo de la historia es espectacular. Ya planteado el conflicto, Gianni no tendrá escapatoria. Su departamento estará invadido de ancianas y si no está en medio de la disputa de su madre con Marina por el televisor, está en la cocina escuchando, mientras cocina, a la incistente tía María. Por lo que Gianni no tendrá descanso y para colmo, luego, su médico le dejará para que cuide también a su madre, Grazia. De ahí en más, se observará como las mujeres se irán relacionando y amistando, donde al final nos recordarán como no hay nada mejor en la vida que estar acompañado. Pero ojo, todo tiene su precio.