TRAVESURAS GASTADAS
Una más de parejas de la tercera edad. No tienen mucho para festejar. Sus hijos andan a los tumbos, ellos están a punto de jubilarse, la plata escasea, se conocen de memoria, con sus mañas y sus dudas. Como todo film otoñal, hay lugar para la alegría y la melancolía. Pero un día deciden volver a ese Paris que alguna vez los vio recién casados. Y allá desfilarán lindos paisajes y lugares comunes. Poco que ver con la vida real. Como Elsa y Fred, la mayor travesura es escapar de un restaurante sin pagar. Quejosos, juguetones y a veces ridículos, se dejan llevar por reproches, recuerdos y algún pase de factura. Las escenas de intimidada amorosa, decepcionan. También el final. Dos buenos actores, algunos parlamentos rescatables y una mezcla de escenas románticas con tragos amargos, matizan esta comedia condescendiente, remanida y un poco cursi. Por suerte esta París, que cada tanto refresca los ojos y el ánimo.