Sin nada que perder
Ante todo habría que preguntarse si no es discriminatorio y de dudoso gusto etiquetar un subgénero como "comedia geriátrica". Y después también habría que decir que "Un golpe con estilo" es otro exponente de este curioso subgénero —al igual que películas como "Tres tipos duros" o "Ultimo viaje a Las Vegas"— y que aplica todas las reglas de manual del caso. Joe (Michael Caine, de 84 años) está a punto de perder su jubilación porque la empresa en la que trabajó durante décadas se retira del mercado de EEUU. Como si eso fuera poco, también va a perder su casa por la demanda de un banco. Ya sin esperanzas, recurre a sus mejores amigos (Alan Arkin, de 83, y Morgan Freeman, de 79), que pasan por una situación similar, y juntos planean robar un banco para pasar dignamente los años que les quedan. "Un golpe con estilo" es una remake de "Going In Style" (1979), que estaba protagonizada por George Burns, Art Carney y Lee Strassberg, y estaba dirigida por Martin Brest ("Un detective suelto en Hollywood", "Perfume de mujer"). Esta vez la historia cayó en manos del director Zach Braff (protagonista de la serie "Scrubs"), que llevó el guión para el lado de la comedia más liviana. Acá hay chistes sobre los achaques de salud, sobre las pobres esperanzas de vida, sobre el sexo en la tercera edad y un insólito plan criminal que debe salir bien sin matar ni herir a nadie. Podría haber una mirada más filosa sobre las estafas de los bancos y la mentira del sueño americano, pero en "Un golpe con estilo" todo está atado con un moño rosa junto a una botellita de champagne. Lo que salva a esta comedia del derrape es el talento de sus protagonistas, que podrían ya hacerlo de taquito, pero les sobra oficio y gracia. También se lucen en los papeles secundarios Christopher Lloyd y Ann-Margret.