Con mucho oficio, Michael Caine, Morgan Freeman y Alan Arkin, se colocan la película al hombro y hacen de las suyas en escenas logradas y con un robo que trae diversión, tensión y muchas sospechas.
Llega esta comedia protagonizada por un trío de ancianos, una rareza dentro del Hollywood actual, que no es otra cosa que la remake del film homónimo de 1979, dirigido por Martin Brest.
Un golpe con estilo trae a tres jubilados: Willie-Morgan Freeman-, Joe-Michael Caine- y Albert -Alan Arkin- que se convierten en víctimas de un sistema que los acorrala cuando les quitan el régimen de pensiones.
De este modo, Willie que sueña con viajar y conocer a su nieta combatiendo una larga enfermedad; Joe que recibe una carta que le informa que le hipotecarán la casa y Albert, quien aún da clases particulares y mantiene un affaire con la empleada de un supermercado, ingresan en un círculo desesperante que los hará tomar medidas extremas: un robo audaz para derribar al banco que huyó con su dinero.
El realizador pone el acento en el tono ingenuo, en la larga amistad entre los protagonistas que se reúnen a cenar siempre en el mismo restaurante y se burla también de los achaques de la edad y del tono crepuscular que tiene impregnado el relato. Pero como nunca es tarde, ahí está el juvenil trío de ancianos para hacer de las suyas, desde el robo de mercadería a un supermercado hasta la minuciosa planificación del atraco que pondrá sus vidas nuevamente en su lugar.
Con mucho oficio y precisión, Caine, Freeman y Arkin, se colocan con comodidad la película al hombro y despiertan la sonrisa en escenas logradas, con un ingreso al banco que también trae tensión y sospechas.
En su osada y riesgosa aventura los acompañan figuras de renombre como Ann-Margret, Christopher Lloyd -el inolvidable Dr. Emmett Brown de la saga Volver al futuro- con sus graciosas intervenciones ante la pérdida de la memoria, y también el reaparecido Matt Dillon, en el rol del policía que desconfía e investiga.