Plantar un árbol, escribir un libro, robar un banco
Todos tenemos una serie de metas y aspiraciones a cumplir antes de que la parca venga a golpear a nuestras puertas. Para algunos puede ser conocer las pirámides, volar en parapente, o rogar que George R.R. Martin termine la saga de Canción de Hielo y Fuego antes de que le agarre un bobazo. Para otros, puede ser robar un banco antes de morir y dar un giro de 180° en sus monótonas vidas…
En efecto, esa es justamente la premisa que guía a los protagonistas de Un golpe con estilo (Going In Style): tres jubilados (Al, Joe y Willie) ven cómo el sistema les arrebata los ahorros de toda su vida y deciden robar un banco para recuperar su dinero y vivir sus últimos años con clase. La película es una remake de la comedia homónima de 1979 dirigida por Martin Brest. En aquel caso, la motivación de los vándalos octogenarios partía de un estado de aburrimiento general con la vida; aquí, nace por una necesidad económica acuciante.
Alan Arkin, Michael Caine y Morgan Freeman componen con gracia (aunque sin brillo) a este simpático trío de rebeldes inconformistas que se rehúsan a doblegarse ante un sistema que los condena a la miseria y la pobreza. El director Zach Braff (Garden State) trabaja en el terreno de la comedia ligera con un grupo de excelentes actores y la participación de otras figuras de la talla de Matt Dillon y Christopher Lloyd, quien tiene momentos verdaderamente hilarantes.
El filme comparte varios puntos en común con Robo en las Alturas (2012) -con Ben Stiller y Eddie Murphy- en la que también un grupo de trabajadores a los que les habían quitado su plan de pensiones, deciden robar a quien los había estafado. En ambos casos, las situaciones humorísticas surgen a partir de la torpeza de estos malhechores novatos para planificar y ejecutar el robo. En líneas generales, se trata de una película entretenida, aunque también queda la sensación de ser una producción demasiado calculada y poco original.
Si bien no será la comedia del año y, probablemente, no la recordemos demasiado en un par de meses, Un Golpe Con Estilo cumple con la función de hacer pasar un buen rato al espectador. Le falta chispa y brillo, si, pero así y todo el filme camina sólo, fruto de su innegable efectividad y de la calidad y empatía natural de sus intérpretes.