Noble entretenimiento
En el mundillo de Hollywood se asegura que toda película debería poder sintetizarse con un breve concepto. En ese sentido, Un golpe de talento sería algo así como una mezcla de Jerry Maguire: amor y desafío con Slumdog Millionaire - ¿Quién quiere ser millonario? Es que esta nueva incursión de Disney en el universo de las películas deportivas describe las desventuras laborales y afectivas de un otrora exitoso y siempre ambicioso agente de estrellas (Jon Mad Men Hamm) y lo vincula con la historia real de unos ignotos jóvenes de la India que desembarcaron en la poderosa liga profesional de béisbol de los Estados Unidos.
El guión del siempre eficiente Tom McCarthy (Visita inesperada, Up, una aventura de altura) dirigido con convicción (y sin miedo al ridículo) por Craig Gillespie (Lars y la chica real, Noche de miedo) tiene como protagonista a JB Bernstein, un representante californiano que se ha quedado sin clientes y se embarca en un proyecto insólito: organizar en distintas zonas de la India una suerte de reality televisivo llamado (como el film) Million Dollar Arm, con la idea de encontrar un par de lanzadores con capacidad suficiente como para triunfar en el béisbol norteamericano y, así, explotar un mercado masivo y virgen como el de ese país asiático. Las cosas, claro, no serán fáciles (la película aborda los choques culturales jugando muchas veces con los clichés y los estereotipos), sobre todo porque se encuentra con muchos más entusiastas del cricket que de la especialidad que él busca.
Con financiamiento de un millonario chino (el film sintoniza con la creciente globalización incluso en los deportes más tradicionales de los estadounidenses), finalmente encuentra dos candidatos (Suraj Sharma y Madhur Mittal), que lo acompañarán a Los Ángeles para su entrenamiento y posterior presentación ante los buscadores de talentos de los principales equipos. Aquí entran en escena varios personajes secundarios que potencian la labor de Hamm. Por un lado, dos veteranos expertos del béisbol (Bill Paxton y el interminable Alan Alda); y, claro, la contraparte femenina para la inevitable subtrama romántica (una estudiante de medicina que subalquila un sector de su casa y pondrá en jaque el costado más machista de este solterón empedernido, interpretada con gracia por Lake Bell).
Aun cuando pueda resultar un poco superficial y estereotipada (sobre todo cuando transcurre en la India y se excede en el pintoresquismo local o cuando quiere mostrar la inocencia de los queribles jugadores indios en la selva mediática norteamericana), Un golpe de talento resulta siempre disfrutable. Una película digna, noble, porque no esconde nada de su esencia ni se disfraza de algo que no es. Cine popular bien entendido (y realizado)