Las películas deportivas son toda una especialidad de Hollywood. Y las películas deportivas de Disney son, dentro de ese subgénero, un universo casi con sus propias reglas. La historia real que se cuenta en UN GOLPE DE TALENTO es, claro, perfecta para este grupo de películas cuya familia incluye a un “abuelo” célebre (CUPIDO MOTORIZADO) y a un “padre” como JAMAICA BAJO CERO, cuyo gran éxito en 1993 derivó en una larga lista de “hijos” entre los cuales se cuentan DUELO DE TITANES, THE ROOKIE, INVINCIBLE, MIRACLE, ANGELS IN THE OUTFIELD y muchas otras, la mayoría no estrenadas en la Argentina por motivos obvios: suelen centrarse en deportes muy poco populares aquí como el béisbol, el hockey sobre hielo o el fútbol americano.
Por motivos no del todo claros –pero que, imagino, tienen que ver con la misma idea de globalización de los deportes estadounidenses que vende la propia película–, este filme de Craig Gillespie (LARS AND THE REAL GIRL) se estrena en la Argentina. Protagonizada por Jon Hamm (la estrella de MAD MEN) y la comediante/actriz/directora Lake Bell (cuya comedia indie IN A WORLD es bastante recomendable), es la historia de un agente deportivo que, ante la perspectiva de tener que cerrar su empresa, no se le ocurre mejor idea que organizar un concurso de talentos para pitchers de béisbol en la India, un país enorme en potencial mercado pero sin tradición ninguna en la materia, salvo por las ligeras similitudes que el lanzamiento de béisbol tiene con el del cricket, el deporte más popular allí.
milliondollararmSí, una cruza casi perfecta entre JERRY MAGUIRE y SLUMDOG MILLONAIRE, con un toque de la citada JAMAICA…, que centraba su historia en el improbable “triunfo moral” de un equipo de bobsled de ese país en los Juegos Olímpicos de invierno, también basada en un caso real. La película tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera transcurre en la India, cuando Don Draper (perdón, JB Bernstein, a quien Hamm encarna como una versión medio desaliñada de su personaje televisivo), habiendo vendido la idea de un reality show sobre béisbol en la India, tiene que lidiar allí con las complicaciones e inesperados placeres de hacer el show y encontrar potenciales beisbolistas en ese extenso y complicado país. La segunda será en Los Angeles, lidiando con la adaptación de los dos rookies a la vida y costumbres norteamericanas y –obviamente, ya que la película está más centrada en él que en los jugadores– en la readaptación/humanización de este agente que solo piensa en dinero y contratos.
El recorrido de la película es tan obvio como placentero. No hay casi sorpresas: el filme recorre todos los tópicos posibles de este tipo de historias casi como si tuviera un chart a seguir o con la inevitabilidad de una bola eficientemente lanzada en ese mismo deporte. El hombre frío humanizado por estos dos nobles jóvenes extranjeros y por la “vecina de al lado” a la que no le prestaba atención, las idas y vueltas de la evolución deportiva de los insospechados beisbolistas, los simpáticos personajes secundarios que vienen con una lección de vida ad hoc y los villanos de turno en la piel de deportistas egocéntricos, agentes tramposos y multimillonarios insensibles. Todo está ahí y casi todo funciona bastante bien, más allá de una extensión algo exagerada de 124 minutos.
million-dollar-armUn punto a favor del filme es su capacidad para sortear esas vallas narrativas con cierta gracia. Desde lo actoral, gracias a la presencia de Hamm, Bell y de secundarios de lujo como Alan Arkin y Bill Paxton; y por otro lado debido a un guión (de Tom McCarthy, otra cara del indie) que encuentra algunos toques graciosos dentro de un campo minado de potenciales clichés de turismo y hasta de explotación cultural. Es cierto que la película podría ser entendida dentro de un paquete promocional similar al que vende la historia (digamos, exportar el béisbol a países donde no se lo practica demasiado, de la misma manera que la NBA logró internacionalizarse), pero si bien ese combo está inscripto en cada fotograma (el pack parecería incluir el reality show original y la película hecha a partir de la historia por ellos mismos generada) es indudable que el producto en sí funciona la mayor parte del tiempo, muchas veces gracias al hecho de no tomarse demasiado seriamente a sí mismo. A la medida –pequeña, pero amable– de la historia y de los personajes.