Otra historia real llevada a la pantalla por la factoría Disney
Se relata la experiencia de un entrenador de béisbol norteamericano que marcó huella al buscar talentos nuevos en otro deporte y país.
Si la marca es Disney, la película, sea realizada para cine o televisión, tiene garantizada una producción impecable; hogares soñados en barrios ideales; exteriores que parecen sacados de un catálogo de agencia de turismo y dramas de novela y comedias de invariable happy end.
Un golpe de talento cumple con los requisitos para contar la historia real del representante de deportistas, JB Bernstein (Jon Hamm), quien promovió un concurso de talentos deportivos en la India para encontrar a la nueva estrella de béibol norteamericana, cuando su exitosa carrera se viene a menos.
Acostumbrado al compromiso, el valor de la palabra y la mutua fidelidad entre jugador y manager, un buen día lo recibe el revés de que los millones que se mueven detrás del deporte de alto reniento lo han convertido en un negocio frío y con reglas mercantilistas.
Berstein se ve ante la encrucijada de verse acabado o adaptarse y dar un giro a su historia.
Un partido de criquet televisado enciende la chispa y JB propone encontrar al próximo gran lanzador de béisbol entre jugadores indio, a través de un reality que llama El brazo del millón.
Y a la India se encamina e n un viaje de ida y vuelta, que transformará su carrera pero también su vida, cuando deba hacerse cargo del bienestar de tres jóvenes indios, desarraigados y obligados a adaptarse en tiempo récord a una cultura diferente.
Las biopics son un subgénero usualmente utilizado por la factoria de Walt, que busca héroes en la épica cotidiana del hombre común, y encontrarlo en los deportes es un latiguillo.
De cal y de arena
Para el caso de El brazo del millón de dólares - tal la traducción literal del título original- parece haber buscado elementos de gancho similares al de la oscarizada ¿Quién quiere ser millonario?, de 2008.
Está claro que las distancias cualitativas son muchas, y diferencia de aquella, donde se profundizaban en las circunstancias y motivaciones de todos los personajes, el anunciado como "drama" Un golpe de talento se queda en la superficie de un cuento con condimentos exóticos y minutos sobrantes.
Los muchachos con destino de gloria asegurado por una trama previsible y parecen simples souvenir traídos de un paseo por la India, y sus historias son simples excusas para centrarse en el personaje de Berstein.
Los aciertos en la cinta pasan por el elenco que tiene a la cabeza de Jon Hamm, que sale de la etiqueta del publicista de la serie televisiva Mad Men; secundado por un genial Alan Arkin en el papel del veterano cazatalentos que acompaña JB en su aventura al otro lado del mundo.
El reparto de jóvenes hindúes -una garantía de venta del filme en un de los mercados cinematográficos más grandes del mundo- le dangracia a la propuesta con interpretaciones frescas.
La fotografía impecable en un recorrido visual por las locaciones asiáticas y música étnica moderna en la banda de sonido para enmarcarlo, son de lo más atractivo de la realización, si de justificar su vista en cine se trata.