Show me the money a la hindú
No es casualidad que Jon Hamm haya decidido aceptar el protagónico de Un golpe de talento (Million Dollar Arm, 2014), de Craig Gillespie, ya que le ofreció la posibilidad de salir, por un momento, de la atemporalidad de Mad Men para tener un cercano contacto con la realidad y el presente, en una historia que a fuerza de emoción habla de la amistad, la familia y la pasión por lo que uno hace.
En Un golpe de talento se cuenta la historia verídica de cómo un representante de deportistas, decide de un día para otro aceptar una descabellada propuesta para poder así hacer crecer a su negocio, que claramente va hacia la catástrofe financiera. Su socio (Aasif Mandvi) le comenta la posibilidad de encontrar en jugadores de cricket, un deporte completamente ajeno a él (primer contraste), y en la India, los dólares que necesitan para resurgir el negocio. Hacia allí volará raudamente JB Bernstein (Jon Hamm), a encontrar a buenos lanzadores para el béisbol, y pese a lo arriesgado de la empresa el representante decide apostar por la “innovación”.
En el contraste entre los norteamericanos y los hindúes, en la confrontación de usos y costumbres, como así también en el impedimento de poder comunicarse, es que Craig Gillespie va conformando una primera parte de su film que se acerca mucho a un viaje iniciático (recordar películas como Comer Rezar Amar o más recientes como La increíble vida de Walter Mitty, por citar sólo algunos casos) en el que el protagonista comienza en un estado para luego terminar en un estadio superior.
Bernstein se relacionará, luego de asistir a varios establecimientos de cricket, con los dos más veloces tiradores, Rinku (Suraj Sharma) y Dinesh (Madhur Mittal), y con ellos intentará estructurar la base del negocio para luego poder venderlos a las ligas mayores de béisbol en su país natal. Pero a su viaje a India, Bernstein no irá solo, lo acompañará un viejo “cazatalentos” interpretado con maestría -cuándo no- por Alan Arkin con el que se establecerá un vínculo de respeto y admiración que permanecerá hasta el final. Al regresar a Estados Unidos, los obstáculos con los que se irá encontrando Bernstein no sólo serán culturales, sino, básicamente, de trabajo y rutinas.
Rinku y Dinesh, junto con el intérprete Amit (Pitobash Tripathy), que quiere ser coach de equipo, se deslumbrarán por las bondades del american way of life, descubriendo la TV, la pizza y el alcohol (por culpa del cual harán perder una gran segunda oportunidad a JB con un ex representado). Y en ese desbande, ni siquiera el estricto entrenador contratado por Bernstein (en la piel de Bill Paxton) podrá domar a estos pequeños hindúes que sólo quieren seguir siendo malcriados en un país desconocido y con pocas obligaciones. Tampoco podrá sumar corrección Brenda (Lake Bell), inquilina de Bernstein, que funcionará como una suerte de conciencia del protagonista, hasta claro está, el amor pueda mucho más que cualquier alquiler de por medio.
Película de contrastes, con una lograda dirección de cámaras y excelente banda de sonido (con matices musicales hindúes y sonidos que generan gran tensión, fundamentalmente hacia el final). Quizás sobren varios minutos principalmente de la segunda etapa (entrenamiento en USA y posible venta y prueba de Rinku y Dinesh), de la que se destacan momentos de humor en una fórmula ultra probada y que tiene a Jerry Maguire (1996) como referente cercano e inspiración.