En los últimos años se ha profundizado la realización de comedias en Francia, esas llamadas ‘feel good movies’ que no buscan mayor profundidad que la de hacerle pasar un buen rato al espectador.
La aclamada por la crítica, “Amigos intocables” (“Intouchables”), de Olivier Nakache y Eric Toledano, ha influido a que muchas otras grandes producciones francesas se animaran a buscar el mismo éxito, pero casi todas se quedaron en el molde.
Este jueves llega a la cartelera argentina otra comedia francesa, “Un hombre en apuros”, con el protagónico del muy experimentado Fabrice Luchini, un actor que ha trabajado en múltiples ocasiones con Éric Rohmer, entre otros grandes directores de Francia.
Hervé Mimran es el director y coguionista de esta comedia dramática. En ella seguimos a Alain, un poderoso ejecutivo que trabaja insaciablemente y que un día sufre un derrame cerebral que frena su actividad laboral causándole, además, problemas en el habla y la memoria. Con la ayuda de la doctora Jeanne, intentará volver a reconstruir su vida.
Típica comedia francesa liviana, con un humor poco comprometido, sin mucha eficacia, pero con entretenimiento asegurado. “Un hombre en apuros” se interesa más por el arco evolutivo de su protagonista (de animal empresario a hombre que comprende los valores de la vida), que por
solidificar otras posibilidades narrativas. Una cinta de consumo rápido con moraleja incluida. No funciona mal, y Fabrice Luchini se esfuerza consiguiendo una muy buena interpretación, sin embargo, el problema principal radica en que los chistes no terminan de funcionar nunca.
Mimran intenta sostener un juego ‘gracioso’ entre las complejidades del lenguaje que tiene este hombre, pero el engranaje luce bastante torpe y forzado. A la trama del hombre que sufre el derrame cerebral, se le va a sumar una subtrama de la doctora, su amorío, y la búsqueda por saber quién es su madre. Aunque acá Hervé Mimram tampoco se
interesa por ahondar demasiado, lo que la vuelve una película de personajes superficiales y con poca psicología.
“Un hombre en apuros” es una comedia para ver y olvidar rápidamente. Como entretenimiento saca del paso, pero es más una pauta publicitaria de autos, una exhibición de la clase alta francesa y un informe sobre las
consecuencias del ACV, que una divertida película. Bastante floja.