Un muerte ordenada.
Alcanza con verlo a la cara para sospecharlo: Ove es un hombre hosco y malhumorado. También es suficiente con ver un par de sus actitudes para confirmar que es en extremo rígido. No necesariamente una mala persona, sino simplemente alguien muy preocupado por las reglas y el orden al que deben someterse todos los habitantes del pequeño barrio cerrado donde vive hace décadas.
Aunque ella murió, Ove tuvo un gran amor que supo definir toda su existencia, por lo que cuando por sorpresa lo jubilan del trabajo al que dedicó su vida no hace ningún escándalo. Es la señal que estaba esperando, ya nada lo detiene de este lado y es tiempo de ir a reunirse con su esposa. Pone sus cosas en orden, viste su mejor traje y se prepara para suicidarse: pero es interrumpido por el escándalo de unos nuevos vecinos.
Cada intento fallido de terminar con su vida viene acompañado por nuevos recuerdos, pero revivir cada pérdida que tuvo que sobrellevar lo ayuda poco a poco a hacer las paces y encontrar nuevos motivos para vivir; ayudado por una nueva vecina que como no conoce su historia se atreve a cuestionarlo sin cuidarse de tocar los temas espinosos que otros vecinos eluden.
Una basurita en el ojo:
Desde la sinopsis, la historia de Un Hombre Llamado Ove es una que ya fue abordada montones de veces en el cine. Su rasgo particular es que no pretende ninguna grandilocuencia, Ove no va a cambiar rotundamente la personalidad que tuvo toda la vida ni va a salir a combatir pandilleros en un Torino. Él sólo quiere que el mundo lo deje en paz, porque lo único que le interesaba del afuera ya no está ahí y no tiene idea de cómo lidiar con ese dolor. Cada flashback nos pone al tanto de la acumulación de eventos que le dieron forma al Ove actual. No es el personaje quien cambia a lo largo de la historia, sino que ocurre con nuestra forma de entenderlo, pues detrás de esa primera impresión odiosa hay en realidad un buen hombre que no sabe cómo expresar o manejar lo que le pasa.
Casi todo en esta película tiene un tono costumbrista y medido, sin giros imprevistos ni búsquedas visuales complejas. Cada evento que sucede se ve venir de lejos, pero no importa demasiado porque el foco está siempre puesto más en el carisma de sus protagonistas que en sus acciones. Hasta el humor tiene el buen tino de ser bastante sutil, y aparecer en los momentos apropiados para que no desentonen con el clima general y la intención principal, que no es contar una historia rebuscada sino emocionar a su público.
Conclusión:
Una buena dosis de drama emotivo, cortado con toques de comedia, Un Hombre Llamado Ove no presenta nada novedoso pero entrega todo lo que promete.