Un hombre mentiroso
Con su estructura hitchcockeana, su clima de “no hay escapatoria” y su estrategia para hacer del espectador un sufrido y angustiado cómplice de las barbaridades que hace el protagonista, el filme francés “Un hombre perfecto” entretiene y convence, casi como un encantador de serpientes. Y si bien ese hombre perfecto no llega a ser un perfecto sociópata (se le caen un par de lágrimas tras algunas de sus aberraciones), es un joven en principio arribista y luego, por lo menos, un hombre de doble moral. Se trata de la historia de un joven escritor sin talento o sin suerte, ya que su novela es rechazada por varias editoriales, y que en su trabajo en mudanzas se encuentra con un viejo texto abandonado y escrito a mano. Cuando el joven se apropia del mismo, empieza a tipearlo en su notebook y logra un abrupto éxito editorial, hasta el más distraído sabe de antemano que la historia no va a terminar bien y que la película se convertirá irremediablemente en un thriller, en una historia negra, donde las mentiras terminarán manchadas de sangre... Una buena película —con un desenlace nada convencional— a pesar de cierto apuro en la dirección y en el guión en la segunda mitad del filme, y también a pesar de varias incredulidades argumentales.