Las secuelas de éxitos de taquilla como “Un jefe en pañales“ (2017) son inevitables. Inclusive esa película dio lugar a una serie de Netflix que no iba mucho más allá de la premisa original. Pero en esta segunda parte para cine, el director Tom Mc Grath se envuelve en una trama demasiado complicada, tirada de los pelos, que transcurre décadas más tarde con el bebé original ya grande preocupado por algunos problemas familiares propios de los adultos.
Esta vez, la jefa en pañales que trabaja para Baby Corp es la pequeña llamada Tabitah, y el recurso dramático es que el adulto preocupado vuelva y encuentre un truco casi mágico para convertirse en bebé por un par de días, e infiltrarse así en la temida Baby Corp. como un espía industrial. La animación es de calidad , pero las vueltas de la historia son un tanto cansadoras para los adultos que vean el film junto a sus hijos, y absurdas para ellos, a quienes presuntamente está destinado. Hay algunos gags divertidos pero nada funciona como en la película original.