Similar a lo que pasó hace unas semanas con «Los Croods», nos llega la secuela de «Boss Baby» (2017), un film de Dreamworks Animation que parecía no tener suficiente tela como para cortar y mandar a hacer secuelas, pero aquí llega, «The Boss Baby: Family Business», dirigida por el mismo director de la primera entrega, así como de varios productos del mismo estudio de animación, entre los cuales se encuentran «Megamind» (2010) y la trilogía de «Madagascar» como codirector.
«Boss Baby» fue un film con un concepto bastante alocado y original que lograba brindar un entretenimiento para toda la familia sin demasiadas pretensiones. La animación como siempre tenía ese toque distintivo de Dreamworks Animation y, a pesar de estar a la sombra de Pixar y otros estudios como Laika, sí conseguía dar un producto de calidad que se alejaba de las secuelas que se estaban dando por ese entonces. Pasaron cuatro años desde aquel relato y continúa la tendencia de explotar fórmulas probadas y conocidas por el público, tanto por la falta de originalidad reinante en el mainstream norteamericano como también por la necesidad de obtener un rédito económico lo más inmediato posible. Es por ello, que no resulta extraño que estas producciones no terminen de funcionar en taquilla (más allá del contexto pandémico) ni de recibir la aprobación de la crítica.
Si bien aquí se da un caso bastante parecido al de «The Croods», como decíamos al principio, la secuela de «Boss Baby» se siente todavía más innecesaria que la de la familia prehistórica, más allá de que tampoco es el desastre que pintaron los medios norteamericanos.
El largometraje se vuelve a centrar en la familia Templeton, al igual que su predecesora, aunque en esta oportunidad los hermanos Ted (Alec Baldwin) y Tim (James Mardsen) ya son adultos y se han distanciado, siendo el primero un hombre de negocios bastante workaholic y el segundo un padre de familia que busca acercarse a sus hijas por medio de su gran imaginación. Lejos quedaron las aventuras del film anterior a tal punto de que Ted no recuerda nada de la corporación de los bebés y Tim que de alguna manera no pudo superar esas aventuras de la niñez. No obstante, un nuevo jefe (¿o jefa?) parece surgir para unir a los Templeton nuevamente en otra gran misión y para inspirar un nuevo negocio familiar.
Esta segunda película busca redoblar la apuesta brindando una premisa más delirante, estridente y colorida que la anterior, en la que se refleja la imaginación del personaje principal y de los guionistas, que si bien no resulta de ser del todo novedosa sí trata de ir aumentando en extrañeza y excentricidad, lo cual le juega por momentos a favor y por momentos en contra. El elenco que le presta las voces a los personajes en su versión original es una de las cosas más atractivas que tiene para ofrecer esta película para los adultos (a las voces de Baldwin, Mardsen también se les suman las de Amy Sedaris, Ariana Greenblatt, Jeff Goldblum, Eva Longoria, Jimmy Kimmel y Lisa Kudrow) que apunta a un público más infantil principalmente.
«Un jefe en pañales 2: Negocios de familia» es un film entretenido que, a pesar de sus fallas, logra brindar una experiencia familiar digna en la que no faltarán las risas y un trabajo de animación impecable. No será de las producciones más destacadas de Dreamworks pero tampoco resulta ser el desastre que pintaban algunos medios.