Epoca de vacaciones en invierno y las salas apuestan por la convocatoria al público infantil como pocas veces en el año. Dreamworks animation sigue en su búsqueda para posicionarse en el género pero antes de generar nuevos desarrollos, parece explotar las ideas que alguna vez funcionaron en su catálogo, y ese es justamente el caso de «Boss baby».
Comedia familiar de cierto éxito (175 millones de dólares globalmente en 2017) que no revistió una idea muy original, regresa con el mismo director (Tom McGrath) que ya fuera responsable de la trilogía de la súper taquillera «Madagascar». En esta oportunidad, la propuesta apunta al humor de gag, simple, veloz y con gran ritmo. Podrá gustarte o no la temática pero hay que reconocerle que la película entretiene y cumple su objetivo de divertir a su audiencia.
La trama nos trae otra vez a Tim y Ted, ya grandes y con caminos claramente distintos. Uno es un hombre hogareño dedicado a su familia, y el otro… bueno, digamos que no tiene esas prioridades y es un hombre de negocios.
El reencuentro no promete nada demasiado especial, pero cuando ámbos se dan cuenta que Tina, la bebé de la familia, es en realidad una «boss baby», las cosas comienzan a acelerarse y una nueva misión aparece en el horizonte: hay un villano que quiere, con medios muy tecnológicos (quizás demasiado complejo para los más peques de la sala) terminar con el reinado de los papás y las mamás en todo el mundo.
Tal plan llevará al equipo de los buenos, a situaciones hilarantes, algunas bien resueltas pero todas, dentro de un ritmo trepidante.
No es que «Boss Baby 2» sea un festival de incesantes situaciones risueñas, pero su director conoce mucho como aplicar golpes de efecto y promover espectacularidad en momentos claves, lo que termina por darle un aceptable ritmo a la cinta a lo largo de toda su extensión.
Si son adultos, el film les deparará algunas sonrisas, si son niños, muchas más y si bien no es una secuela destacada, cumple con lo esperado. Dato extra, la versión en inglés tiene un excelente trabajo de voces con grandes intérpretes aunque la latina no desentona.