Un bebé de traje y maletín, que pide delivery de sushi y estruja un juguete anti estrés. Así llega el hermanito de Tim, que va para ocho años y no tiene ningunas ganas de competencia. La idea de compartir los cuentos para dormir, la canción de cuna -Blackbird- y los mimos que le prodigan sus amorosos padres lo tiene tan nervioso como el hecho de que nadie excepto él sabe -y escucha- que el bebé es en realidad un inescrupuloso hombre de negocios.En la versión subtitulada, tiene la voz del cada día más grande Alec Baldwin. Y, hablando de competencia, llega a esta casa de familia desde una corporación fabricante de bebés con una misión muy concreta: destronar a la competencia, otro gigante dedicado a proveer el producto adversario: mascotas. Con tal de sacárselo de encima y seguir siendo el único niño de la casa, el niño de la casa terminará por ayudarlo. Este argumento, basado en un libro del mismo título, sirve para desarrollar una larga serie de situaciones montadas sobre otra serie de burlas bienvenidas. Al afán competidor – aunque la película evita los consabidos sermones contra la despiadada cultura corporativa-, al consumo cursi que se derrite por todo lo XS, desde perritos a bebecitos, a los adultos, esos torpes que por hacer lo mejor que pueden son los más manipulables y nunca se enteran de nada. Tierna y divertida, aunque quizá más larga de lo necesario, tiene todo para replicar aquí el éxito de taquilla que está registrando en Estados Unidos. Algunos cines, además, tienen copias subtituladas para programar en las funciones nocturnas.