Robert Redford se despide de la actuación, y lo hace con The Old Man & The Gun (una traducción cordial sería “El Caballero y la Pistola”, aquí la llamaron "Un Ladrón Con Estilo"), una anécdota basada en hechos reales que es mas chiquita de lo que uno piensa. Si no estuviera Redford (y estuviera otro veterano de nombre ignoto) o si no supieramos de que se jubila (después de una impresionante carrera como actor, productor, director y organizador del Sundance Festival), el filme valdría menos. Es pequeño, simpático, respetuoso, algo repetitivo y, como no tiene tanta historia, le deja un montón de espacios en blanco para que Redford los llene con su carisma casi intacto. Se le notan los años (sobre todo en el andar), pero el tipo sonrie y guiña, y te compra (y es lo que pasa con el resto de la audiencia). Hay viejas fotos (y fragmentos de antiguas películas) de Redford, y todo es un show servido en bandeja para la estrella. Y sí, es delicioso y uno se lo devora entero aunque no haya mucha historia.
Mas allá de la trama policial – que es muy breve, casi enseguida dan con la identidad del personaje de Redford y empieza la cacería -, la historia de fondo trata sobre la razón principal de nuestras vidas. ¿Qué es lo que nos hace felices?. Para Redford lo suyo es el trabajo y su trabajo es robar bancos; y no se trata de dinero (porque el tipo tiene acumulada una fortuna), sino del ejercicio en sí, esa rutina de entrar al banco, mostrar el arma sin sacarla, entregarle el papel al gerente o cajero (que le dice que se trata de un robo), contestar con respeto y despedirse con una sonrisa. Y la mayoría habla maravillas de él, desde la falta de violencia hasta la cortesía a la hora de robar.
Mientras esa parte es la gracia del filme, por otra parte la cinta no se encarga de sondear demasiado a Forrest Tucker / Redford como persona. Que ahora lo veamos viejo, respetuoso y galante (con Sissy Spacek, una viuda que tiene la vida hecha pero que se asoma a la vida de Redford en busca de un poco de diversión en su existencia), no implica que el testimonio cruel de su hija (cameo de Elisabeth Moss) lo pinte como lo que es, un ladrón compulsivo, un egoísta que no duda en mentirle a su familia de que va a rehabilitarse, un tipo que desaparece y abandona a sus seres queridos porque el impulso de robar es mas fuerte. ¿Acaso el romance con Spacek es la redención?. No, solo es una parada interesante sobre el final del camino. Preso o libre, lo primero que va a hacer es pispear los movimientos del banco (como un defecto profesional medir todo: ver la cantidad de guardias, los horarios del camión del dinero, las salidas posibles) y al toque va a enfilar hacia la caja. Es la adrenalina lo que lo mueve, ya que podía haberse jubilado hace rato.
The Old Man & The Gun es una película amable, disfrutable. No hay mucha sustancia, solo un ejercicio de estilo en replicar cómo filmaban cine en los años 70 (rodando incluso en un celuloide de colores tibios y textura granulada), y en darle a una leyenda del cine un cálido vehículo de despedida. Y sí, lo vamos a extrañar mucho.