Robert Redford, el actor de Butch Cassidy, Tres días del Cóndor y El gran Gatsby, por citar sólo tres de su prolífica carrera como actor,productor, director y creador del Sundance Festival, da su último golpe antes de retirarse de la actuación con esta película simple y efectiva basada en una historia real reportada por David Grann en el New Yorker en 2003.
Forrest Tucker -Redford- ingresa a un banco y lo asalta con la corrección de un caballero, sin violencia y sin dejar heridos. Con una pistola que nunca saca, un sombrero y un bigote postizo, Forrest tiene planificado todo al detalle luego de una larga tarea de observación.
No es la primera vez que lo hace ni la última -el último golpe lo dio a sus 80 años- en un relato cargado de nostalgia, ambientado en los años ochenta y que muestra además sus 18 escapes de cárceles y lugares de máxima seguridad.
Tras sus pasos se lanza John Hunt -Casey Affleck-, el policía que casi lo tiene en la mira al igual que a sus secuaces -Danny Glover, Tom Waits-. En una larga persecución en la ruta, Forrest se topa con Jewel -Sissy Spacek, la actriz de Carrie- a quien decide ayudar. Su vida cambia a partir de ese encuentro y se enamora de la mujer que se divierte con sus anécdotas y altera su estilo de vida -la escena de la joyería-. Así como huye de la policía también lo hace de un pasado turbulento y de una familia que dejó por amor a lo que hace: el robo.
El relato recupera el tono de las película de los años setenta, sin estridencias, concentrando la narración en el lucimiento de su protagonista y del buen elenco que lo respalda. Con guiños a El golpe y un fragmento de La jauría humana, el filme funciona como un autohomenaje, una despedida y una bienvenida mirada al cine de antaño.