Un Loco Viaje al Pasado es otra comedia de cuarentones calentones haciendo cosas adolescentes, género que se puso de moda con Old School (2003) y Virgen a los 40 (2005). Acá decidieron meter algo de ciencia ficción a la coctelera, terminando en un mix del tipo Qué Pasó Ayer? (The Hangover) encuentra a Volver al Futuro. El resultado final es bastante cómico y entretenido, sin ser nada memorable.
Acá hay un grupo de amigos que tienen la vida arruinada y que, para colmo, deben hacerse cargo del más bardero del grupo (el insufrible Rob Corddry, el mismo que arruinara Harold y Kumar Escapan de Guantanamo y Operación Proyecto Final, que por lo menos aquí está levemente más contenido y es un poco más gracioso), y deciden irse de vacaciones al mismo lugar a donde iban en su adolescencia. Los tipos se embriagan mal (tal como en The Hangover), mojan los controles del jacuzzi, se descontrolan y caen inconscientes (como The Hangover), y se despietan en medio de un despiole de proporciones bíblicas. Sí... como The Hangover.
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Luego el filme pasa a sintonizar Volver al Futuro, parodiando a los años 80, y metiéndose en los enredos propios de los viajes en el tiempo - a quién hay que conocer y en qué momento, o si se puede alterar o no determinada cosa y si la misma repercutirá en el futuro -. En sí las escenas son bastante divertidas y uno pasa un buen rato; el problema es que el libreto hace una mezcla de tipos de comedia que a veces resulta chocante. Por un lado John Cusack intenta hacer sus rutinas de cuarentón carismático y algo torpe, las cuales se estrellan contra un muro en cuanto aparece Rob Corddry y empieza a lanzar todo tipo de fluidos y puteadas al aire. Es notable ver lo incómodo y descolocado que queda Cusack cuando Corddry está en pantalla - el tipo vomita, se pasea desnudo por todos lados, comete todo tipo de excesos -, que pareciera que estuvieran en dos películas diferentes. El otro tema es que Corddry y el otro integrante del trío principal, Craig Robinson, tienen el nivel actoral de una sitcom y son incapaces de dar una nota mesurada o sutil, aún en los supuestos momentos emotivos del filme. Es tan enorme la diferencia de nivel en las perfomances, que pareciera que a Laurence Olivier lo hubieran empardado con las versiones de Jim Carrey y Jeff Daniels de Tonto y Retonto (1994). Por lo menos el pendex Clark Duke demuestra tener mucho más rango y calidad que el dúo de palurdos que acompaña a Cusack.
Pero aparte de enredos y chistes fáciles, no hay nada más en Un Loco Viaje al Pasado. Está ok, aunque su calidad sea dispar, y uno mata el rato sin remordimiento. Pero si uno la compara con su fuente de inspiración - The Hangover -, verá que es una pálida imitación. Al menos en The Hangover había desarrollo de caracteres y una lenta construcción del momentum cómico, que empezaba a explotar en grande cuando llegábamos a mitad del filme. Acá producen de entrada un gag tras otro, y en el conjunto son más los que aciertan que los que fallan. Uno se ríe, pero a las dos horas de terminado el filme apenas se acuerda de haberlo visto.