De vuelta a los 80
Atención: si usted tiene entre treinta y cuarenta años, su posibilidad de disfrute de esta película será extrema. Un loco viaje al pasado (Hot Tub: Time Machine, 2010) no sólo recrea la década de los ochenta sino que brinda un placentero homenaje a los tópicos de aquellos años. Sus protagonistas, con John Cusack a la cabeza, viajan al pasado pero también el espectador, gracias a la estructura narrativa del film similar al cine shampoo de la época.
Tres amigos fracasados en su vida amorosa y social, se reencuentran después de varios años y deciden hacer un viaje a un pueblo para revivir viejas épocas. Lo que no saben, es que revivirán literalmente la época del pelo con spray y los pantalones elastisados gracias a un jacuzzi que sirve de máquina del tiempo. Allí tendrán que elegir entre repetir la historia, aprovechar el reviente o rehacer sus vidas.
La nostalgia vista a través del boom de los ochenta es quizás la mejor interpretación que se pueda hacer del film. Parecieran ser dos cuestiones imposibles de ligar. La nostalgia es recuperada mediante fotografías -de los amigos en su niñez y adolescencia- que se intercalan con figuras icono de esa década. Allí se produce el registro nostálgico-cómico que el film no dejará hasta los títulos de crédito. Pero no será hasta que el personaje de Lou (Rob Corddry), completamente borracho, acelere su auto y el ruido de su motor rechine al compás de Kickstart my heart de Mötley Crue, que se comprenderá el sentido que el director Steve Pink le imprime al film. Nunca una escena de una película de este estilo expresó tan claramente un estado de ánimo.
Un loco viaje al pasado aprovecha como ninguna otra película la oportunidad de recrear los ochenta. El reviente de drogas y alcohol, los peinados extravagantes, las vestimentas extrañas y demás cuestiones, son acompañadas por la música de Poison, Mötley Crue, Autograph, entre otras bandas clave, y una estructura narrativa que respeta todos los tópicos de los filmes de la época. ¿Ejemplos? El elemento sobrenatural que posibilita el punto de giro de la trama (el jacuzzi que viaja en el tiempo) rememora a films del estilo Billy & Ted (Billy & Ted’s Excellent Adventure, 1989), Volver al Futuro (Back to the Future, 1985) o Novia se alquila (Can’t buy me love, 1987); o el clan de jóvenes que se distinguían por atosigar a otros, también presente en películas del estilo de Porky’s (1982), Amanecer Rojo (Red Down, 1984) y La venganza de los Nerds (Revenge of the Nerds, 1984).
No sólo la “estructura homenaje” ayuda a revivir en el espectador la añoranza mientras disfruta de los vericuetos de la trama. También se apoya en las apariciones de Chevy Chase y Crispin Glover -actor que interpretaría a George McFlay, padre del personaje de Michael Fox en Volver al Futuro. Y si a usted no le alcanza, lo tiene a John Cusack, actor prototipo que comenzó su carrera protagonizando muchos de los filmes que la película –de la cual también es productor- menciona de una u otra manera.
Así, como una fábula de los ochenta pero siempre anclada en el presente, Un loco viaje al pasado invita a rememorar los años felices donde todo parecía posible y los problemas se solucionaban tan mágicamente como comenzaban. Eso mismo le sucede al espectador en este viaje retro. Y es cierto, la nostalgia está cimentada en la fantasía…pero quien le quita lo bailado.