GOLPES Y MIMOS
Melodrama meloso y previsible, ambientado en una pequeña ciudad de Carolina del Norte. Katie viene huyendo de una pareja golpeadora y vengativa y en el manso pueblito encontrará a Alex, un viudo buenísimo, pintón, con dos hijos encantadores y un maxiquiosco. Y bueno, lo que empieza con tironeos, como siempre, de a poco se irá afianzando, aunque el ex ande al acecho y esa nueva vecina guarde el secreto de su pasado violento bajo siete llaves. Antes de arribar al anunciado desenlace, la pareja deberá pasar por las pruebas de fuego que el género exige: desilusiones transitorias, enfrentamientos sangrientos, peligros por todos lados. La dirigió el sueco Lasse Hallstrom que ya había dado muestra de su falso romanticismo y su gusto por los lugares comunes en títulos olvidables, como “Chocolate” y “Querido John”. Aquí reitera esas flaquezas, mezcla sin suerte el thriller con la novelita rosa y encima se atreve a chapalear por el realismo mágico al convocar a ese fantasma que llega desde el más allá (¡la infortunada señora de Alex!) para ayudar a la nueva pareja. Además, hay bosques, flores, lagos y gente buena.