Suéltame pasado
El sueco Lasse Hallström tiene en su haber algún que otro título digno y muchos otros que pueden pasar al olvido. Entre los rescatables claro está se impone Chocolate (Chocolat, 2000) sencillamente por contar con Johnny Deep y la francesa Juliette Binoche que hacían el deleite del espectador en una historia romántica e insulsa, pero al fin y al cabo llevadera.
No cabe ninguna duda que con esta adaptación de otra novela de Nicholas Sparks (Querido John), frecuentemente llevado al cine con relatos de amor edulcorados, nos encontramos ante un producto menor que marca sin dudas una caída en el nivel del realizador sueco.
La diferencia con otros films inspirados en el universo Sparks es que en esta ocasión se ha buscado introducir un elemento de suspenso, con pretensiones de thriller en una trama que jamás avanza hacia un lugar no predecible, pese a que la protagonista intente esconderse. Podría decirse, siguiendo este planteo, que la descubrimos en el primer minuto y también las intenciones del guión (si se lo puede llamar guión) así como el esquemático juego de simetrías entre los amantes, el tufillo maniqueo de buenos y malos y la ingenuidad más absurda que eleva a niveles irrisorios situaciones y desenlaces al servicio de un romanticismo hueco y meloso.
Un lugar donde refugiarse es el título elegido por la distribuidora local para el original Safe Haven (algo más acorde a lo que realmente ocurre más allá de la referencia geográfica) para adentrarse en el derrotero de la joven Erin (Julianne Hough) en plan de huída para tomar la personalidad de Katie, una dulce muchacha que se enamora del viudo Alex (Josh Duhamel), quien se encuentra a cargo de dos niños pequeños Josh (Noah Lomax) y Lexie (Mimi Kirkland) en un pequeño pueblo cercano a Atlanta.
Ella se instala en una cabaña en el bosque e intenta recomponer y rehacer su vida como camarera, al tiempo que comienza a enamorarse del vulnerable y sensible Alex, mientras el detective Tierney (David Lyons) sigue sus pasos porque existe entre ellos un vínculo relacionado a su pasado.
El relato transita por todos los lugares comunes habituales pero lo más preocupante aparece cerca del final con un cúmulo de torpezas, golpes bajos y revelaciones que no sorprenden ni siquiera a aquellos espectadores que se durmieron durante el desarrollo de la película, cansados de ver a la parejita feliz en sus paseos en bote o los escarceos amorosos en plena lluvia.
Tanto Julianne Hough (la chica de La era del rock) como Josh Duhamel cumplen en sus roles, aunque la química entre ambos no explota jamás en pantalla pese a los fuegos de artificio del 4 de Julio, imagen hartamente utilizada en el cine.