En 2018 fuimos testigos del salto al estrellato de John Kransinski (Jim en «The Office») como director. El mismo había dirigido previamente dos largometrajes («Brief Interviews with Hideous Men» de 2009 y «The Hollars» de 2016) que habían pasado por debajo del radar con escasas repercusiones. Fue la primera entrega de «A Quiet Place», la cual a través de un high concept bastante atractivo y seductor, que el realizador estuvo en boca de todos y que prácticamente tras ese exitoso estreno se planteó la idea de hacer una secuela.
Por lo general, el problema con las secuelas de este tipo de películas es que no suelen estar a la altura del film original y encima repiten dinámicas de la primera, pero sin el efecto «sorpresa» o la novedad, algo de lo cual «A Quiet Place» tampoco puede escapar. La secuencia de apertura del relato se remonta al origen de la invasión de los extraterrestres como excusa para ver una vez más al personaje de Lee Abbott (Krasinski) junto a su familia y también para presentar a Emmett (Cillian Murphy), un vecino y amigo de la familia que no apareció en la película anterior y que tomará un rol preponderante en esta aventura. Luego de ese prólogo, los eventos se sitúan inmediatamente después de los fatales incidentes ocurridos en la primera parte, donde Evelyn (Emily Blunt) y sus hijos (Milicent Simmonds y Noah Jupe) deben enfrentarse nuevamente a los peligros del mundo exterior para buscar ayuda de los sobrevivientes que se encuentran en las cercanías de su granja familiar. Forzados a aventurarse a lo desconocido, pronto se dan cuenta de que las criaturas que cazan orientadas por el sonido no son la única amenaza que acecha, sino que pueden ser incluso más humanas y terrenales.
Por un lado, podríamos decir que la película es correcta, brinda un entretenimiento sólido en sus 97 minutos de duración y el elenco puede sobrellevar la historia con altura. Asimismo podemos agregar que se tomaron algunas decisiones que no le juegan del todo a favor a la obra y que terminan de comprometer lo que podría haber sido una interesante secuela.
Mientras que la primera entrega era un prolijo y contenido thriller que presentaba algunos mecanismos del terror para generar climas avasallantes y una tensión que iba creciendo cada vez más, aquí se diluye un poco esto volcándose más a la acción en ciertos pasajes. Además, si bien este «gimmick» o recurso de hacer que el diseño sonoro esté al servicio de la narración por medio de la particularidad del poder de escucha privilegiado de los aliens, aquí se ve un poco disminuido y ya no están tan trabajados los sonidos en yuxtaposición con la ausencia de estos.
El concepto de «silencio» para generar momentos de tensión y suspenso, ya no son algo en lo que se profundice tanto como en el largometraje anterior y termina siendo algo que le juega más en contra que a favor. Por otro lado, lo que se planteaba interesante en esta secuela era ver cómo el personaje de Evelyn se arreglaba sola para vivir en ese contexto apocalíptico con un bebé recién nacido y sus dos hijos, pero le agregaron el personaje de Cillian Murphy para que «acompañe» y/o ocupe ese espacio que había dejado Lee Abbott, e incluso en esta oportunidad Evelyn pasa a un segundo plano.
Igualmente, sí es un acierto que el personaje de Regan (Simmonds) tenga mayor protagonismo, ya que no solo había demostrado ser interesantísimo para la trama, sino que además sirve para demostrar lo buena que es la joven actriz. Probablemente la determinación de Regan y su actitud de hacerle frente a las amenazas terminen de compensar (en parte) lo que pasó con su madre que quedó más relegada. Otra de las cosas que hacía más convincente al film anterior era esa decisión de no mostrar demasiado a los monstruos y de «sugerir» más que «revelar», algo que queda totalmente descartado en esta oportunidad y donde terminamos viendo continuamente a estos bichos, que, a decir verdad, tienen un diseño bastante genérico.
«A Quiet Place: Part II» es un film entretenido y efectivo en lo que se propone contar, con grandes interpretaciones de parte de su elenco y algunos momentos de tensión bien construidos. Habiendo dicho eso, la innovación respecto a la primera entrega es poca y Krasinski termina jugando un poco a lo seguro, sentando las bases para seguir expandiendo el universo y preparar los siguientes capítulos de este mundo en silencio.