Tras haber sobrevivido más de un año al apocalipsis, es destruida la granja que le había servido de refugio a la familia Abbot. Evelyn (Emily Blunt) decide llevar lo que queda de su familia hacia un nuevo lugar seguro.
Siguiendo las señales que varios vecinos solían encender cada noche para darse ánimos, llegan hasta una fábrica abandonada donde esperan encontrar ayuda. Pero allí solo encuentran a Emmet (Cillian Murphy), un antiguo vecino que no desea compañía.
Con un bebé a cuestas y su segundo hijo herido, Evelyn no puede evitar que su hija mayor (Millicent Simmonds) abandone el refugio siguiendo la pista de una estación de radio, desde donde espera compartir con el resto de los sobrevivientes la nueva arma que descubrieron contra las criaturas que los acechan. Apelando a la amistad que supo tener con su marido Lee, Evelyn convence a Emmet de salir a buscarla para traerla de regreso: encontrarla y convencerla de regresar van a ser dos cosas muy diferentes.
Un lugar en Silencio 2, el regreso coclear.
Nuevamente con la dirección de John Krasinski, que además no se pierde la oportunidad de revivir a su personaje por un rato en una escena introductoria que no aporta nada a la historia de Un lugar en Silencio 2, más que justificar la existencia de Emmet, esta secuela retoma exactamente un minuto después de donde se había quedado la impactante primera parte (ver REVIEW) que supo mantenernos al borde de la butaca generando tensión en el más profundo silencio.
Pero Un lugar en Silencio 2 no repite la fórmula al pie de la letra y prefiere presentar una historia más enfocada a la acción que al suspenso, que no deja de ser lineal por estar separada en dos partes concentradas en cada pareja de personajes. Por un lado, es entendible la decisión de apuntar a algo diferente antes que repetirse con una propuesta que difícilmente pueda tener el mismo impacto, pero al deshacerse de lo más emblemático que tenía el resultado final termina siendo algo decepcionante.
Aunque entretiene tanto como otras películas similares, Un lugar en Silencio 2 no ofrece nada nuevo o superador sobre lo ya visto. Su mayor problema es lo alta que le dejó la vara la primera parte, que justamente se distinguía por esconder a sus monstruos y no recurrir a los sobresaltos efectistas para construir tensión o provocar miedo. Justamente es todo lo que no hace Un lugar en Silencio 2, tiene muchas más ganas de mostrar a sus criaturas revoleando humanos como si fueran muñecos de trapo, que verlos rastrear sus escondites con su oído implacable capaz de detectar una respiración demasiado agitada.
Las acciones se suceden sin mucho fundamento en Un lugar en Silencio 2, empujadas por caprichos y coincidencias que aparecen cada vez que hace falta seguir avanzando aunque ya no nos importe mucho lo que le pueda pasar a esta familia que supo tenernos en vilo con algo tan simple como un clavo.
No solo Un lugar en Silencio 2 está muy lejos de construir tensión y suspenso con la misma intensidad que su predecesora, también el carisma que tenían los personajes se ve deslucido en esta secuela que parece hecha con muy pocas ganas y más por una necesidad de aprovechar un éxito que de tener algo que contar o que aportar al universo propuesto. Es una crítica que es más fácil perdonarle a una película pensada para ir directo a streaming, de presupuesto modesto y elenco acorde, pero Un lugar en Silencio 2 tenía unos zapatos mucho más grandes que llenar y quedó lejos de estar a la altura.