Caminando descalzos y aislados en una casa en medio de los maizales, una familia vive en silencio para no despertar a las bestias que están afuera y que cazan ante el más mínimo ruido. Ese es el punto de partida de la atrapante Un lugar en silencio, un relato que combina acertadamente el suspenso y el terror, alejándose de los carriles convencionales del género con un planteo quizás disparatado pero que funciona a la hora de tensar los nervios del espectador.
Lee -John Krasinski- y Evelyn -Emily Blunt- conforman un matrimonio -también lo son en la vida real- que vive preocupado por la seguridad y la supervivencia en un mundo que se ha derrumbado ante el avance de criaturas monstruosas y voraces. Refugiados lejos de la civilización y bien equipados, ellos viven junto a sus hijos Marcus -Noah Jupe- y Regan -Millicent Simmonds, la actriz sorda que protagonizó Wonderstruck el año pasado- y harán lo imposible por llevar una vida "normal" que no los convierta en presas fáciles.
La tercera película de John Krasinski recorre el género de terror con comodidad, entregando al espectador la información necesaria para acrecentar el miedo ante lo desconocido. Con un hijo por venir, Lee tiene todo pensado aunque las cosas no salgan como estaban planificadas.
Se trata de un filme de terror construído en base al lenguaje de señas, con escasos diálogos, alimentado con la atmósfera adecuada -como en la escena de granero- y los sustos justos que vienen en silencio y pegando fuerte.
El elenco cumple sobradamente con las expectativas: Emily Bluntlogra transmitir la angustia, el miedo y la desesperación en una escena clave que aquí no adelantaremos, mientras Millicent Simmonds aportasensibilidad en un rol que trabaja con la necesidad paterna.
Sigilosos, prevenidos y en estado de alerta, los miembros del clan piensan en todos los detalles y necesitan combatir la amenaza que irrumpe en su hogar en esta bienvenida propuesta que refresca el género y recuerda por momentos a Señales y Avenida 10 Cloverfield, entre otras.