Hecha la ley...
Basada en el film Un maldito policía (Bad Lieutenant, 1992) de Abel Ferrara, Un maldito policía en Nueva Orleans (Bad Lieutenant, 2009) de Werner Herzog , levanta vuelo propio sin intentar ser una nueva versión del original, a partir del tono irónico que le imprime el director de Aguirre, la ira de Dios (Der Zorn Gottes, 1972) a todos los personajes de la película.
El teniente Terence McDonough (Nicolas Cage), es un detective corrupto que utiliza todo el poder que su placa le da, a cambio de su propio beneficio, sin detenerse en cuestiones éticas ni morales. Siempre al margen de la ley –aunque es un representante de ella- continúa su accionar, cuyas consecuencias lo pondrán cada vez más, al borde de perderlo todo. Pero el mundo en el cual se desenvuelve es quizás tan corrupto como él, hecho que lo ubica con las mismas chances de perder su placa como de ser ascendido.
Werner Herzog confronta a sus personajes con su contexto en toda su filmografía, desde Aguirre, la ira de Dios, pasando por Fitzcarraldo (1982), hasta Rescate al amanecer (Rescue dawn, 2008). La locura humana deviene del no poder darle un orden lógico al universo en el cual el hombre vive. La impronta “natural” desestabiliza a los hombres en su ambición de poder dominador. En Un maldito policía en Nueva Orleans, un sunami causa un caos natural que viene a afectar indirectamente a todas las criaturas de Nueva Orleáns. El Apocalipsis ecológico se hace presente desestructurando las leyes morales que ordenan el universo social.
La clave está en la distancia que toma Werner Herzog de todas sus criaturas, partiendo del protagonista interpretado por Nicolas Cage. Y si hablamos de “todas sus criaturas” es porque el director le da espacio a una serie de reptiles –los cuales por momentos utiliza como puntos de vista, distanciándose así del punto de vista de los humanos del film- entre ellos serpientes, iguanas, lagartos y cocodrilos; que aparecen en específicos puntos de la trama, marcando esa extraña sintonía entre el hombre y su contexto.
Mediante estos recursos, Herzog nos introduce en un relato cuyas acciones del personaje principal desbordan los límites de la decadencia, pero no para hacer una reflexión moral cristiana como en el caso de Ferrara, sino yendo mas allá, al mostrar la decadencia de todos los habitantes de Nueva Orleáns. Incluso con el correr de los minutos, convierte esa decadencia en un orden instalado, aceptado y institucionalizado, en el cual “todos” sus seres tienen razón de ser. Éstas actitudes de los protagonistas adquieren coherencia en ese universo apocalíptico en el cual se desarrolla la acción.
Un maldito policía en Nueva Orleans termina siendo una ácida critica, en donde Werner Herzog se permite una reflexión sobre las normas sociales, fundando su punto de vista en la distancia que mantiene de ese universo, con los reptiles como recurso simbólico y -como recurso estético- el tono irónico, develando a través del mismo, todas las grietas posibles de los cánones establecidos.