Su paso por Hollywood denotó placenteras experiencias frente a nuevos documentales que reivindicarían su naturaleza de viajar, explorar e interiorizarse en distintas culturas (Grizzly Man, Encounters at the End of the World), y una decepción frente al film Rescue Dawn, un drama bélico con un final inentendiblemente pro yankee, no estrenado en carteleras porteñas.
El hecho de que Nicolas Cage esté frente al proyecto como productor, hace cerrar más la idea, Cage necesita salir un poco de la gama de films para las que es llamado, poner su rostro frente a proyectos banales, fracasos. Con Un Maldito Policía en Nueva Orleans, Cage rompe esa brecha que lo limitaba actoralmente de esos fracasos, quizás hace una labor similar, mismas muecas, mismos gestos, pero, bajo un guión sólido, con un gran cineasta delante de cámaras.
Las diferencias entre éste y el film de Ferrara, son abismales, casi sin relación, salvo por tener en común a un detective policíaco muy particular, sacado de sus cabales, no respetando la ley, y utilizando el pequeño poder que le confiere ser un oficial, para provecho propio.
El film comienza con un Terence McDonagh (Nicolas Cage) que se preocupa por el prójimo, recientemente tras el paso del huracán Katrina, ensucia su cara camisa y vestimenta por sacar a un tipo atrapado en una celda llena agua, es consciente de sus actos, tiene valores.
Un acontecimiento que involucra una muerte, encamina a Terence hacia la investigación y búsqueda de un sospechoso, sus métodos no creo que sean aprobados por ninguna institución de Derechos Humanos, su conducta frente al desarrollo del film se va tornando a cada instante más acomplejada, sórdida y oscura. El film entrega momentos fascinantes, dignos de jolgorio entre la audiencia, a los conocedores del cine de Herzog se nos brindan pasajes metafóricos ridiculos y a la vez graciosos, por demasía.
Se afrontan subtramas que a la larga convergen con el resultado final del film, podremos dar un pantallazo a la corrupción policial, a la vida de juegos y apuestas, las maniobras de un jugador de Basquet, el poder de políticos y sus hijos descarriados, las prostitutas, las mafias, el tráfico de drogas, rehabilitaciones y enfermedades, delirios que Terence vivirá en escasas semanas, que lo vincularán a actos extremos, cayendo cada vez más en un pozo muy difícil de escapar.
Dentro del magnífico cast de secundarios, Eva Mendes, como una profesional que ama a Terence. Val Kilmer como su co detective, sin mucha participación ni importancia. Fairuza Balk en una pequeña pero lograda muestra de que continúa siendo una de las “¿chicas?” malas del cine. La genial Jennifer Coolidge, una actriz a quien sus años no le juegan en contra a la hora de querer bastardearse actoralmente y permitir reirse y desvalorarse de sí misma, cuestión que con los pocos proyectos en los que se la ha visto, sirvieron y han sido los necesarios como para acaparar la atención. Otras pequeñas de Brad Dourif, como un oficinista policial que toma apuestas y Vondie Curtis-Hall como el teniente en jefe de Terence. Tambien se incluye a Michael Shannon, Shawn Hatosy, o el veterano Tom Bower.