La verdad que se extraña el viejo cine clase B de David Cronenberg cuando ofrecía historias totalmente bizarras y delirantes como Scanners, Exitenz o Spider, que tenían escenas memorables que quedaron en el recuerdo del espectador durante mucho tiempo.
Sin embargo, cuando el director apuesta por una temática distinta en su filmografía y brinda buenas películas como Un método peligroso, uno no puede dejar de estar agradecido por el hecho que este tipo sigue activo en el mundo del séptimo arte.
Su nuevo trabajo presenta un relato fascinante sobre los comienzos del psicoanálisis en un momento en que esa práctica terapéutica estaba en pañales.
Lo genial de este film es que lo que un principio parece una producción diferente de Cronenberg, con el transcurso de la historia descubrimos que este conflicto acerca de la turbulenta relación entre Carl Jung y Sigmund Freud en realidad trabaja muchas cuestiones que el realizador ya abordó en algunos de sus clásicos como las obsesiones, los celos, los demonios interiores con los que lidia todos ser humano, el sexo y la violencia.
La diferencia es que acá esos elementos son tratados en otro contexto.
No hay mutantes ni ciudades futuristas, sino que el escenario principal de la historia es la sociedad de principios del siglo 20.
El núcleo del film gira en torno a la relación que se forma entre Freud (Virggo Mortensen), Jung (Michael Fassbender) y Sabina Spielrein (Keira Knightley) que en un comienzo fue paciente de ambos doctores y luego se terminó convirtiendo en una de las primeras mujeres psicoanalistas de la historia.
Cronenberg hizo un gran trabajo como narrador a la hora de capturar la atención del público con el retrato de esos tiempos donde el psicoanálisis todavía era una práctica novedosa.
Un problema que tal vez tiene esta propuesta es que el guionista Chistopher Hampton (autor de la obra de teatro “A Talking Cure” sobre la que se basa este estreno) da por sentado que todos los espectadores que van a ver esta película son egresados universitarios de la carrera de psicología.
En consecuencia, hay varias cuestiones técnicas relacionadas con la neurosis y las terapias analíticas, que se tratan en algunas escenas, de un modo que si no estás interiorizado en estos temas sólo te quedás con la cáscara de las cosas que se discuten.
Ojo que tampoco es un film incompresible o complejo de seguir, pero es claro que un estudiante de psicología o un analista profesional va a tener una mirada mucho más profunda de esos momentos de la trama que el espectador común.
En pocas críticas vas a leer esto, ya que esta semana parece que son todos discípulos de Freud.
Lo mejor de Un método peligroso es el trabajo de los tres protagonistas.
Muy especialmente, Keira Knightley, quien es una actriz totalmente subestimada por la prensa y acá brinda una composición muy creíble donde se destaca en varias escenas.
Viggo Mortensen (Freud) sigue consolidando sus colaboraciones con el cineasta canadiense, donde una vez más tiene la oportunidad de lucirse como actor de un modo que no acostumbra hacerlo con otros realizadores y Michael Fassbender, con una asombrosa versatilidad, directamente se roba la película en el rol de Jung.
En definitiva, el nuevo trabajo de David Cronenberg es una propuesta recomendable que merece su visión, muy especialmente si te interesan estos temas que se abordan.