Un método peligroso

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

¡Psychotherapy!

David Cronenberg es uno de esos talentos imprescindibles, un autor particular de estilo marcado y reconocible, que se ha apropiado para sí de ciertos temas sobre los cuales se permite reflexionar en casi todos su films. La relación cuerpo-mente-máquina, el sexo, los sueños, y unos cuantos etcéteras son tópicos recurrentes en su cine. Siendo un poco más abstractos podemos aventurarnos a decir que a Cronenberg siempre le ha interesado, entre otras cosas, la reacción del cuerpo humano ante los más variados estímulos. Es casi lógico, entonces, que haya encarado este film.

Lo más interesante que relata Un método peligroso es la interacción intelectual entre Carl Jung (Michael Fassbender), Sabina Spielrein (Keira Knightley) y Sigmud Freud (Viggo Mortensen). En el film se nos resumen diez años fundamentales en la vida de estos intelectuales pioneros del psicoanálisis. En ese lapso de tiempo, sus relaciones interpersonales definieron no sólo el rumbo de sus teorías, sino también rasgos definitorios de sus personalidades.

El film de Cronenberg triunfa cuando muestra la confrontación de ideas y la pasión por mejorar y repensar las teorías. Mediante sensibilidad y sutileza, el bueno de David es capaz de hacer comprender conceptos herméticos de la teoría psicoanalítica. Nada es más interesante en Un método peligroso, que la discusión y el intercambio entre Jung-Spielrein-Freud, en todas las direcciones posibles de esa triada. Un ejemplo es una conversación entre Sabina y Sigmund, donde ella le sugiere las bases del concepto de pulsión de muerte, o el intercambio de correspondencia entre Jung y Freud.

Por supuesto que las buenas actuaciones de los tres protagonistas son fundamentales para la fluidez de un film como este, cuyas principales acciones y catalizadores de la trama son diálogos y cartas. La comunicación mediante palabras (al igual que en el psicoanálisis) es el recurso que mejor utiliza Cronenberg aquí. Fassbender es un talento absoluto, su versión de Jung es magistral, nunca fuera de registro, sutil y compleja. Knightley tiene momentos memorables, sobre todo cuando interpreta esas manifestaciones histéricas propias de principios de siglo. La chica tiene con qué pero su personaje incomoda todo el tiempo, demuestra una incapacidad de relajarse que la vuelve insoportable, y también, por momentos, aparece exagerada y un poco fuera del tono general. Con respecto a Mortensen, su interpretación de Freud no está mal (el maquillaje es bastante bueno), aunque el problema más evidente es que el personaje es más bien esquemático: hace las mismas tres cosas todo el tiempo (fuma, insiste con la teoría sexual y dice: “mmm”), y aunque es secundario con respecto a los otros dos, se podría haber profundizado un poco más sobre él sin caer en tantos lugares comunes.

Más allá de los buenos puntos que posee Un método peligroso en el terreno intelectual y en las interesantes actuaciones que mencionábamos, hay que decir también que es una película un tanto irregular ya que, a pesar de la importancia en la relación entre Jung y Spielrein (historia central del film), su desarrollo es repetitivo y un poco estirado. Mas allá de un buen comienzo (las primeras sesiones de psicoanálisis son excelentes), la relación entre ellos se vuelve predecible y monótona. A pesar de esto, su corta duración y todo lo demás que Cronenberg hace bien impiden que el tedio invada a la película.

Con sólo ver la escena de la primera relación sexual de Sabina Spielrein o la que muestra a Jung analizando a su propia esposa con una especie de complicado y antiguo polígrafo, nos percatamos de la presencia de un autor como Cronenberg haciendo suya una historia que en principio no le pertenece. Casi sólo esto hace que Un método peligroso valga la pena.