Un minuto de gloria, de Kristina Grozeva y Petar Valchanov
Por Gustavo Castagna
Como si el gran cine rumano de los últimos años, el más sutil y aquel de trazo más grueso, se hubiera tomado un avión desde Bucarest a Sofía, el estreno del film búlgaro Un minuto de gloria, realizado por la dupla Kristina Grozeva y Petar Valchanov, refleja el lado oscuro de una sociedad, su costado corrupto, su fachada televisiva, su división de clases, su autoritarismo político que se entromete en la privacidad de los personajes.
Hace un año se estrenó La lección, film concebido por los mismos cineastas, y ahora, el argumento de Un minuto de gloria amplía sus pretensiones al profundizar en un hecho menor que comenzará a adquirir trascendencia.
Tsanko, un veterano controlador del estado de las vías férreas, encuentra una importante suma de dinero que devuelve a las autoridades. De allí en más aparecerá la zona oscura y poco confiable de una sociedad: la televisión como manipuladora del poder, el Ministerio de Transporte que pretende encubrir un hecho de corrupción, los compañeros de trabajo de Tsanko que se mofan del nuevo “héroe nacional”
En el medio, el personaje central, atribulado por semejantes manipulaciones, en especial, aquellas que provienen de las decisiones que toma Julia Staijova (Margita Gosheva, estupenda actriz, vista en La lección), que en su privacidad está fecundando una criatura.
La batalla moral se establece desde la ingenuidad de Tsanko y el cinismo de la funcionaria gubernamental, también de su equipo de trabajo, y de un entorno en donde el trabajador es ridiculizado debido a su benéfica acción por casi todo el resto de la sociedad.
Un par de escenas muy cargadas desde el punto de vista dramático contrastan con otras más finas y sutiles, como aquellas en donde Tsanko queda por unos minutos sin pantalones o al momento en el que debe sacarse fotos con el ministro para el regocijo gubernamental y periodístico. En paralelo, la historia de la futura madre y de su pareja no funciona como contrapeso dramático del núcleo central.
El detonante argumental, en cambio, será un reloj obsequiado por el gobierno al buen ciudadano, conformando un aspecto esencial de la trama que no conviene desarrollar ni contar en estas líneas.
Es que la violencia interna y contenida de los personajes, junto a sus decisiones extremas, se relacionarán con ese reloj, también con otro, fundamentales ambos para comprender el lado oscuro y siniestro de una sociedad como la búlgara. O de cualquier sociedad en donde el poder y su desmesura actúan sin culpa alguna.
UN MINUTO DE GLORIA
Slava. Bulgaria/Grecia/2016.
Dirección: Kristina Grozeva y Petar Valchanov. Intérpretes: Stefan Denolyubov, Margita Gosheva, Milko Lazarov, Kitodar Todorov, Ana Bratoeva, Nadejda Bratoeva, Nikola Dodov, Stanislav Ganchev, Mira Iskarova. Guión: Kristina Grozeva, Petar Valchanov y Decho Taralezhkov. Fotografía: Krum Rodriguez. Música: Hristo Namilev. Edición: Petar Valchanov. Duración: 101 minutos.