Un momento de amor

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

La prolífica realizadora Nicole García presenta Mal de pierres (la enfermedad de las piedras) o Un momento de amor, un melodrama francés de época protagonizado por la grandísima Marion Cotillard en un rol que la deja desplegar todo su encanto. Tal vez un poco extensa y previsible, la película cuenta la historia de una mujer de pueblo considerada loca por su familia. Es fácil catalogarla de tal cuando sus comportamientos sociales, para 1950, no eran los adecuados para una señorita de su procedencia. Pero por las venas de Gabrielle emerge la excitación propia de una joven enardecida por la velocidad de sus pensamientos. Y García rescata esta cualidad esencial del personaje para dar pie a un relato desde el punto de vista femenino acerca de lo que significa el amor.

Dada la insostenible situación de Gabrielle en su pueblo natal, su madre le propone dos alternativas: el psiquiátrico o un matrimonio arreglado. Optando por la segunda vía, la joven hipotecará su futuro a costas de un matrimonio sin amor. Pero una enfermedad la llevará a internarse de varios meses donde finalmente descubrirá el verdadero amor. Es en un hotel sanitario suizo donde aparecerá el Sr. Sauvage (Louis Garrel), un excombatiente en resiliencia que captura toda su atención.

Un momento de amor es un relato cinematográfico que se presenta bajo la estructura de un gran flashback motorizado por la repentina aparición de un recuerdo de la protagonista al ver el nombre de una calle en la ciudad de Lyon: la rue de Cominnes, que transporta a Gabrielle, no solo a los días de su internación en Suiza, sino también a la agradable compañía del intrigante Sr. Sauvage.

El Sr. Sauvage alguna vez le confiesa que los pacientes del hospital eran llevados a Lyon para morir y no es casualidad que el film comience con el matrimonio más su hijo arribando a dicha ciudad, que en la diégesis del film significa la muerte. Porque la pulsión de muerte está atravesada por todo el relato, jugando una doble partida con la locura y la desdicha. En su constante apatía, Gabrielle quería morir hasta que conoció al Sr. Sauvage, pero aun así su destino la encuentra en Lyon donde defectiblemente algo morirá.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro