Un chico enfrenta un momento familiar muy difícil en una película inglesa donde el tratamiento fílmico delata la nacionalidad de su realizador.
Cabe reconocerle a “Un monstruo viene a verme” (“A Monster Calls) cierta originalidad y a su director la valentía de tratar un tema difícil y por momentos doloroso. Juan Antonio Bayona es catalán y joven; consecuentemente su filmografía es corta y se reduce con éste a tres títulos, ninguno de los cuales defrauda.
Su auspicioso debut hace diez años fue con “El orfanato” a la que le siguió varios años más tarde “Lo imposible”. La que ahora nos ocupa está ambientada en la campiña inglesa, aunque parte fue filmada en su propio país. Británicos son también la mayoría de sus intérpretes comenzando por el casi niño Lewis MacDougall, quien aquí interpreta a Conor, chico de doce años con múltiples problemas familiares. El más serio es el estado de salud de su madre, gravemente enferma y además separada de su padre. La situación lo obliga a convivir con su abuela con la que no se lleva muy bien, pero que como ella afirma “ambos tenemos algo en común y es tu mamá”. Pero Conor además debe lidiar con el “bullying” al que lo someten sus compañeros de clase y es a través de sus cualidades como dibujante que logra en parte superar sus angustias.
Bienvenida Sigourney Weaver en el rol de una mujer que lo trata muy duramente y que contrasta fuertemente con el cariño que le transmite su hija. Felicity Jones, quien encarna a esta última se ha vuelto una figura muy popular ya que se la ha visto recientemente en “Rogue One: una historia de Star Wars” y hace poco en “Inferno” y también en “La teoría del todo”.
Pero falta mencionar a un “personaje” que aparece en el título del film y que puede engañar a más de un espectador haciéndole esperar “una de terror”. En verdad se trata de un árbol que por las noches se transforma en una criatura algo sobrenatural y se le “aparece” a Conor, aunque en verdad todo parece producto de la imaginación del joven. De alguna manera el “monstruo” es un poco su conciencia y a través de una serie de historias que le relata le ayudarán a asumir la gravedad de la situación y a alivianar cierta culpabilidad que siente frente a la enfermedad de su progenitora.
A Liam Neeson no se lo ve pero presta su voz a la figura fantástica. Hacia el final habrá una escena reveladora en el lecho de la cama de la madre, que de alguna manera producirá cierto alivio en Conor pero también en el espectador.
“Un monstruo viene a verme” no es una película fácil y no es recomendable para quien esté buscando un momento de pura distracción. En cambio podrá ser disfrutado por un espectador más dispuesto a un cine de reflexión. Pese a estar filmada con actores de Inglaterra y “transcurrir” en dicho país, la forma de tratar el tema es muy española y quien se quede a ver los títulos finales notará la presencia masiva de colaboradores de dicha procedencia.