Es un monstruo grande y pisa fuerte
Luego de El Orfanato (2007) y Lo Imposible (2012), el director español J.A. Bayona vuelve con una apuesta superior: el relato de un drama sobre la infancia, la pérdida de nuestros seres más queridos, y la manera que encontramos para lidiar con dicha pérdida.
Un Monstruo viene a Verme (A Monster Calls, 2016), remite y encuentra muchas similitudes (de las que se disfrutan, no de esos plagios que se disfrazan de homenaje) a variadas películas donde los niños son protagonistas exclusivos, y donde la imaginación y fantasía se convierten en el medio que encuentran para poder subsistir en un mundo demasiado adulto, demasiado cargado de dolor.
Contemporánea en tiempos de producción, se encuentra la subvalorada El Buen Amigo Gigante (BFG, 2016), del experimentado director Steven Spielberg. Dato no casual: por un lado nadie ha sabido mejor retratar el mundo de los niños y sus miedos, personificados, ya sea en un extraterrestre lejos de casa (E.T.) o como en este caso citado, en un gran amigo gigante que acompaña a una niña solitaria.
Por otro lado, el director españól se declara fan y seguidor del estadounidense, y el futuro los encuentra unidos, debido a que Bayona será el director de la secuela de Jurassic World (2015)
Si de monstruos hablamos, es imposible dejar de lado el film Donde viven los Monstruos (Where the Wild Things Are, 2009), de Spike Jonze, donde otra vez el niño era un protagonista, solo que aquí su relación con los monstruos se volvía algo complicada, pero el punto en común seguía siendo escapar de una realidad agoviante.
El argumento de Un Monstruo Viene a Verme trata sobre Connor O` Malley, un niño de 12 años, callado, tímido, a quien la vida se le ha puesto demasiado compliacada: en el colegio sufre de bullying, su padre ha formado otra familia y vive lejos de él en otro país, la relación con su abuela es tensa y distante, y siendo el punto disparador de la historia, su madre tiene cáncer y parece tener un pronóstico muy poco favorable.
Connor, interpretado por un sorprendene y prodigioso actor (Lewis MacDougall) quien lleva toda la película sobre sí. Es un excelente dibujante, y de esa manera realiza su catarsis para poder desaparecer del mundo real y adentrasre en un modo de aventuras.
Una noche, mientras dibuja, un árbol (un tejo, precisamente) que puede verse desde la ventana de su cuadro y cobra vida, convirtiéndose en un gigantesco monstruo. Al dirigirse a la ventana del niño, le advierte que lo visitará tres noches más para contarle tres historias distintas, y que en la cuarta noche, será él quien deba contarle una historia.
La voz del tejo es interpretada por Liam Neeson, quien aporta una credibilidad perfecta, conjugada con un trabajo de animación y arte que convierteten al tejo en un personaje que nunca desentona en el verosímil del relato.
Aquellas tres historias que se cuentan se hacen mediante el recurso de animación con acuarelas, la misma manera en que Connor realliza sus dibujos, y es un regalo visual en cuanto a colores y calidez, ya que el film en sí se mueve en una paleta de oscuros y grises.
Felicity Jones y Sigourney Weaver componen a la madre y abuela, respectivamente, ambas con una versalitiidad que ya no sorprenden, sobre todo en la veterana Weaver; mantienen el relato fuera del lugar comun de la lágrima fácil, y sus personajes se alejan de cualquier punto bajo en el que se pudiera caer con un argumento tan cargado de emoción.
El poder narrativo arrasa y permite el disfute de una pelicula emotiva, donde no solo se enfrenta aquella idea que todos tenemos frente al miedo de la muerte, sino que probablemente aquí lo que esté muriendo sea la ninez de su protagonista, y las recursos con que el director lo expone son brilllantes.
Mucho tendra que ver el gran guión en el que se apoya: fue adaptado por el mismo autor de la novela, Patrick Ness, publicada en 2011.
Con un aviso de llevar pañuelos al asistir a verla, sería mejor descartar ese prejuico, y entregarse sin reparos a una historia bien construida, perfectamente interpretada y de una visual intensa. Lo cual en épocas tan faltas de originalidad no es poca cosa.