Es la nueva película de Walt Disney Animation Studios que une disputas generacionales, y preocupaciones ecológicas. Comienza con la presentación de los Clade, que según su líder son exploradores natos, viven nómades y siempre estarán detrás de las aventuras. Hasta que el hijo mayor que descubre una planta que provee energía, decide regresar con el resto de la familia, establecerse y transformarse en un próspero y reconocido empresario. Durante 25 años vive lejos de la figura paterna, preocupado por ser un padre muy presente y agobiante. Pero cuando las famosas plantas comienzan a agotarse debe regresar a lo desconocido, su hijo (que se cuela en la misión) resulta ser tan curioso como su abuelo. Un barbudo que reaparece para poner los conflictos sobre la mesa. Ese ítem funciona bien en la historia escrita por Qui Nguyen, que codirigie con Don Hall. Por otra porte el adolescente Clade es el primer gay en las historia de un estudio que supo ser muy conservador. Las preocupaciones ecológicas parten del mundo imaginario de las revistas pulp de los años 30 y 40, pero en algunas resoluciones se asemejan al mundo Avatar. Una visión bella y colorida y respetuosa para todos los seres vivientes en un gran ecosistema. Para toda la familia.