Vamos a dejar de lado la representación políticamente correcta de familia multi étnica, mujeres altamente empoderadas y amor entre personas del mismo sexo. El problema en estos casos es que esto se coloque con calzador para aleccionar; aquí no sucede: lo que importa es otra cosa y es, casualmente, mucho más tradicional. Se trata de una familia de exploradores que, por una misión de capital importancia para la Humanidad -algo que tiene que ver con la energía limpia, también dejemos de lado el costado ecológico del asunto- y el problema es cómo ese grupo heterogéneo, con diferencias de todo tipo, se une o reúne por lazos de amor reales. Aun cuando la trama es poco compleja, ese punto es el que emociona. Pero lo que vuelve insatisfactoria Un mundo extraño no tiene nada que ver con todo esto sino con el hecho de que la pantalla estalla con imágenes y formas a veces de un modo tan abigarrado que el derroche de fantasía apabulla antes de asombrar porque no tenemos tiempo de apreciarlo. En el fondo, es como si Lluvia de Hamburguesas 2 se cruzara con Avatar, con mucho de Julio Verne y Conan Doyle. ¿La ensalada es rica? Sí, pero uno se queda con las ganas de saborearla un poco y no de sentir que el pedacito de aceituna se tragó demasiado rápido.