El fracaso estrepitoso de Un mundo extraño (A Strange World, 2022), la nueva película de animación de Disney, se puede deber a muchos motivos, pero es bastante probable que esté relacionado con una agenda progresista woke tanto forzada como voluntarista. Que sea la película de animación de Disney que peor funcionó en taquilla en toda la historia no la hace ni buena ni mala, pero es bastante raro que en estas épocas un film del estudio no logre funcionar con el público. Es verdad que fue muy poco promocionada, lo que no desmiente el motivo de su fracaso. Ya sabían que había algo que no funcionaba con Un mundo extraño.
La película se presenta como una historia de aventuras bastante tradicional que evoca claramente a los libros de Julio Verne y las aventuras espaciales de las historietas clásicas. Tiene un comienzo de manual, con Los Clades, padre e hijo, un dúo que vive toda clase de aventuras y que los han convertido en celebridades. Jaeger Clade y su hijo Searcher viven en Avalonia, una tierra rodeada por montañas que parecen infranqueables y su gran sueño es ir más allá de ellas. Al menos es el sueño del padre, ya que el hijo descubren que tal vez pueden vivir con lo que tienen sin necesidad de ir más allá. Esa pelea es tan grande que el padre avanza y se pierde en la inmensidad, mientras que el hijo se queda y confirma las posibilidades de progreso de Avalonia gracias a una planta que acaba de descubrir.
Veinticinco años después todo ha cambiado en Avalonia, pero pronto descubrir que ambos tenían razón. La tierra tenía lo necesario, pero hay algo más allá que también es imprescindible para no apagarse definitivamente. Pero la aventura ha quedado de lado por un rato. El motivo es el examen de diversidad que Un mundo extraño desea aprobar a cualquier precio. Si el cine fuera sólo eso, la película sacaría una nota alta. No digamos un diez, porque seguro hay diversidades no contempladas y en el futuro serán reclamadas de manera implacable. Avalonia es, además, una sociedad que no tiene capitalismo y que vive de lo que la tierra produce. Una utopía sin violencia, ni desigualdades, ni nadie que haga el mal. Una tierra sin conflictos, lo que es pésimo para una película de aventuras.
Pero por suerte aparece un problema y es uno conectado justamente con la naturaleza a la que esta sociedad se ha aferrado. La familia de Searcher deberá lanzarse a la aventura para salvar el mundo en el cuál viven. Tal vez el padre tenía una parte de razón. Todos tienen razón, en parte. Otro gran motivo para ir apagando conflictos. Por suerte en el mundo extraño aparecen unos seres que generan la tan postergada aventura y dentro de todo la película tiene algo de mérito visual. Pero el guión se mueve por lugares vistos y no se mueve un ápice de ellos, lo que hace que la diversión también se estanque. Los que hicieron la película se deben haber felicitado mutuamente por su hermoso planteo de diversidad. Pero las películas de ese presupuesto no viven de la tierra sino de la taquilla y aunque no todo lo taquillero es sinónimo de bueno, al menos sí está relacionado con el intento de serlo. Un mundo extraño es un film que cree que no necesita de la realidad para triunfar y que con buena voluntad se puede hacer un cine bueno y exitoso. Se equivoca.