Ben Lewin podría haber convertido su película en un obsecuente camino de superación y sin embargo consigue desprenderse de esa tentación con humanidad y buen ojo. Se debe en parte a la calidez de sus personajes (impecable Toni Collette) y, sobre todo, a su sintonía con el universo de Star Trek. Es que Wendy (Dakota Fanning) es una joven con autismo acostumbrada a una rutina estricta y previsible que se aventura al mundo real de California, para a través de él encontrar en la vida interior de Spock el descubrimiento de sus propias emociones. Sin estridencias y con honestidad, Lewin hace de la escritura de Wendy, tanto del guion sobre Star Trek para un concurso como de los fragmentos de su vida como sostén de la experiencia, el verdadero corazón de su heroína.