Lisa (Abigail Breslin) anda con el mismo problema que tenía Bill Murray en “Hechizo del tiempo· (o “El día de la marmota”, 1993,, justo antes de cumplir 16 añitos. Se imagina la ansiedad de la nena, aunque su padre (Peter Outerbridge) le promete que va a haber fiesta. La nena trata de hacerle ver a su familia que hay gato encerrado, pero claro, el problema principal no es tanto que se repita el día sino que están todos muertos desde hace varios años. Y hay una razón por la cual el fantasmita toma conciencia de su situación: saber que no es la única victima de asesinato y que alguien en el presente anda con la posibilidad de tener el mismo problemita.
Con estos elementos el director Vincenzo Natali propone un juego de lógica que lentamente va perdiendo sustento, en especial cuando aparece el "villano". El infierno está en casa. Es interno. Nada va a poder salir adelante si antes no se resuelve esta cuestión. El realizador de “Un pasado infernal” (título que revela gran parte de la vuelta de tuerca del guión) enfrenta varios problemas, entre los cuales están: un elenco espantoso, empezando por la horrible sobre actuación de Abigail Breslin, y el esfuerzo denodado de Michelle Nolden y Peter Outerbridge por creerse al menos una de las líneas de diálogo del guión. Este factor es fundamental porque el terror depende, vive prácticamente, de actuaciones creíbles que puedan sustentar el costado fantástico del asunto. Otro problema es el que tiene que ver con la contemporaneidad de las formas de esta época del género, como molestar con efectos de sonido que hacen sonar un alfiler en la alfombra como la bomba de Hiroshima. Por último, se nota que “Un pasado infernal” puede ser una buena idea, pero se extiende demasiado cuando los nudos de la historia ya están desatados.
Apenas un discreto trabajo de Stephen McHattie como el villano, es lo que ofrece esta película.
Por lo demás, ver “Un pasado infernal” hace insoportable el presente.