De Haunted a Haunter: La casa embrujada de Natali
Un Pasado Infernal (pésima traducción de Haunter, título original, por lo que no voy a usarla más a partir de acá) es el nuevo film de Vincenzo Natali. Medio estadounidense, medio canadiense y de descendencia italiana e inglesa, puede afirmarse que es recién en esta obra en donde finalmente une todas las influencias de su origen de manera consciente.
La película nos presenta a Lisa, una joven que un día antes de su cumpleaños 16 cae junto a sus padres y su hermano en un loop temporal, viviendo una y otra vez el mismo día. Lisa es la única que tiene consciencia de esto y no tarda en descubrir que tanto ella como su familia están básicamente muertos. Esta información y la decisión de qué hacer con ella son los motores que impulsan la trama.Podemos decir que es una clásica película de casas encantadas, pero existe una variante, la focalización no está sobre el mortal que habita la casa sino sobre el espíritu-espectro-fantasma y sobre todo, ese no es el giro final sino el planteo inicial (El título Haunter en lugar de Haunted como uno esperaría en obras de este tipo es un juego respecto a la focalización también).
El director hizo su debut con El Cubo en 1997. Aquel film se destacaba por su visceralidad, no tanto en cuanto a gore sino porque era una de esas operas prima en donde se traduce con claridad la pasión del realizador por hacerla. Entre aquella y Haunter se traza un diálogo continuo. En ese dialogo lo importante no son las similitudes entre ambas sino sus diferencias ya que ahí está el sentido de tal comparación y el mensaje que quiere trasmitirse. Natali abandona aquello sanguíneo de su primera obra para sumergirseen un ambiente estilísticamente propio del Romanticismo, en una historia que se ubica en 1985 según su diégesis. La habitación de la protagonista está decorada por los rostros de David Bowie y Siouxsie Sioux, dos músicos que llevaron el punk desde lo minimalista y visceral a los climas casi operísticos. La referencia, por supuesto, está puesta para que no queden dudas de que la película es un camino desde un punto a otro del propio cine del director y de la tradición del subgénero.
Vale recordar que las casas Victorianas y Románticas (aunque a veces se utilizan erróneamente las Neogóticas) solían ser escenarios de estas historias porque representaban el estancamiento del aristócrata dedicado a la vida cortesana y alejado ya del campo, o sea, con mucho tiempo libre y melancólico. Esa misma angustia por el tiempo libre es representada por Lisa con la misma precisión con la que lo hace el personaje de Vincent Price en La Caida de la Casa Usher. La diferencia es clara, Lisa está encerrada no sólo espacialmente sino además temporalmente.
Natali realiza en Un Pasado Infernal un dialogo con su opera prima y con las obras clásicas del genero de casas embrujadas llevándolo a un lugar difícil de superar para los que vengan detrás.
Haunter comienza donde las demás obras terminan, sea chiste interno o defensa para no correr con la misma suerte que con El Cubo, lo cierto es que permite una experiencia novedosa en más de un sentido. Natali entiende que a estas alturas el espectador promedio que se acerca a ver films de esta clase ya tiene una cierta conducta cinéfila y usa esto para explicar tomando referencias de los clásicos. Es así como una espesa niebla rodeando la casa (Los Otros) alcanza para mostrar que la protagonista es un espectro y un padre violento sin razón (The Amityville Horror) expresa mejor que ningún dialogo que hay una fuerza maligna manejando sus acciones. También están Poltergeist y Al Final de la Escalera pero puede decirse que ambas están presentes en la gramática misma de cualquier exponente de este subgénero.
Una vez terminado el film puede hacerse el ejercicio de correr la focalización desde Lisa hacia su padre o hacia Olivia e imaginarse la película a través de ellos. En ese ejercicio puede verse lo sólido del guión de Brian King que no sólo muestra un buen pulso narrativo sino además un conocimiento sustancial (y superior a la media de los casos) sobre embrujos e imágenes egregóricas.
Natali maduró su cine con su última obra, esta vez de verdad. Dejó de lado su absurda pretensión de combinar la clase B con el mainstream (Cypher, Splice) y aposto por el rumbo de las buenas ideas como en Nothing, esta vez concretándolas en una narración coherente y repleta de significaciones que la desbordan (más de las que se pueden analizar en este espacio). Un film en apariencia menor que merece varios visionados que refuten esa primera impresión.