Un Pequeño Favor: Con complicados beneficios.
Llega a los cines una nueva película de Paul Feig, que en este caso dirige a Anna Kendrick y Blake Lively en esta comedia, con toques de misterio incluido.
Si alguien esperaba una buena película donde coloquen a mujeres en protagónicos divertida e interesante, debían de esperar una película de Paul Feig. Él dirigió films exitosos como The Heat (2013) con Sandra Bullock y Melissa McCarthy, con quien también trabajó en la divertida película Spy (2015), y la nominada a dos premios Oscars Bridesmaids (2011) y ese paso en falso, para ciertos críticos, que fue Ghostbusters (2016) en versión femenina y varios capítulos de The Office, Arrested Development o Nurse Jackie, lo que lo hace confiable en el género humorístico, como lo demuestra en esta película Un Pequeño Favor.
La trama escrita por Jessica Sharzer (American Horror Story) basada en una novela de Darcey Bell, empieza con una larga presentación de personajes, entre ellos conocemos a la protagonista Stephanie (Anna Kendrick), divertida, inocente, que vemos en su videoblog (En la novela es un blog) preparando recetas e informándonos que su mejor amiga Emily Nelson (Blake Lively) desapareció hace días. Entonces empezamos a ver como Stephanie hace lo posible para averiguar qué le pasó, a la vez que cuida a su hijo y al hijo de Emily. Todo rodeado de un ambiente sospechoso, donde reina la desconfianza.
La película te abruma con elementos narrativos para confundirte y enredarte en esta maraña de sucesos de tono enigmático, en que los personajes ocultan algo, principalmente la chica que desaparece, Emily Nelson interpretada por una genial y frontal Blake Lively, chica rara sin dejar de ser divertida. Como también lo es Stephanie, con Anna Kendrick entregando un papel que quizá ya hemos visto en anteriores trabajos como Pitch Perfect o Up In The Air, pero con momentos que resaltan oscuridad, dramatismo y como siempre mucha empatía por este personaje.
Ambas actúan brillante, mostrando una gran química entre ellas, con diálogos fluidos, elegantes en vestimenta y con un tempo de comicidad perfecta, que genera risas a cierto espectador o una simple sonrisa a otros. También está el actor principiante Henry Golding en su personaje de Sean, esposo de Emily y secundarios, como los otros padres/madres del colegio, una recepcionista, el policía, por dar ejemplos, que otorgan grandes gags para disfrutar. Pero ellas son las que otorgan una incógnita seductora tanto a la vista como mentalmente, rodeadas por música francesa y martinis.
La trama recuerda a Gone Girl (2014) y The Girl On The Train (2016) mezclado con bastante humor, que se tiñe de negro por momentos; resultando ser de las películas más oscuras por parte de Paul Feig, que siempre impuso humor en sus films, pero que en este caso lo mixtura con temas bastante trágicos.
El final resulta ser un rejunte de giros narrativos que ya hemos visto, apresurados por una trama que ya no podía estirarse más. Pasa de una simple y llana comedia con ritmo adecuado, a una especie de policial que recuerda a Spy pero sin la acción, o el mencionado film de David Fincher sin el drama desmesurado, pero habiendo escenas fuertes que a veces rozan la inverosimilitud. La revelación llega de forma conveniente lo que disminuye la calidad del resultado o el buen trabajo hecho anteriormente, donde se unían elementos de giros interesantes con personajes cautivadores, a pesar de lo absurdo de la trama, sin dejar de reírse de estos.
A pesar de este final, es una entretenida película con grandes actrices dirigidas por un buen director riéndose de las convenciones del género, aunque a veces se desorbite un poco.