Stephanie es la chica común que todos creemos conocer, sencilla, romántica, ni linda ni fea, ingenua, buena madre y capaz de solucionar todos los problemas. Cuando se siente satisfecha por su pequeño blog de Internet sobre gastronomía y sociedad que está gustando a la pequeña comunidad en que vive, aparece Emily. Ella es la mamá de un compañerito de su hijo en la salita del Parroquial de la zona. ¡Y qué mamá! Rubia, tan alta como cualquier modelo que se cotiza y con lo último en carteras europeas.
No se sabe cómo Stephanie en pocos días se convierte en su amiga y deambula por su imponente mansión, que según Emily no sabe cómo pagar. Ni la comunidad ni ella entienden cómo se forjó esa amistad. Hasta que Emily le pide un pequeño favor. Que retire a su pequeño y lo cuide hasta que ella llegue. Como siempre, Stephanie cumple todo a la perfección, pero el problema es que Emily no llega y también tiene que atender al conflictuado marido, atractivo malayo que se las da de escritor.
Lo que viene se bifurca en varias subtramas y tiene suspenso, inverosimilitud, pero entretiene bastante.
Paul Feig ("Damas de guerra") es un director que maneja bien el entretenimiento y si no se hubiera desbarrancado en la segunda mitad de esta película hubiese logrado un estupendo filme. Porque la primera parte tenía de todo: originalidad, seducción, estupendos ambientes (casa de Emily y singulares ""fetiches pictóricos""), dos heroínas de primera y una intriga policial que merecía conocerse.
Pero Feig tiró casi todo a la basura, aceleró el ritmo, descuidó la verosimilitud, exageró en la trama (culpa también de la autora del best seller, Darcey Bell) y patinó. Eso sí, con encanto y buen ritmo.
BUENA PINTURA
El caso es que esta película, que recuerda mucho, argumentalmente, a "Perdida", aquel filme basado en otro best seller, en ese caso de Gilliam Flynn, con Benn Affleck, luego de pintar acertadamente una pequeña comunidad escolar integrada por algunas mamás inmigrantes (el mismo esposo de Emily es malayo), cae en exageraciones y en recursos de policiales clase B.
Sin embargo, "Un pequeño favor" se ve con interés y se disfruta por la actuación de la excelente Anna Kendrick (la competidora de George Clooney en "Amor sin escalas") y la seductora Blake Lively, más la elegancia de su diseño visual y su variada música.