Cerveza y TV
En una situación económica apremiante y necesitado trabajar lejos del barrio donde su hija vive, Gabriel se instala en la habitación que un compañero de trabajo tiene libre desde que su hermano formó una familia. Con sus modos aplacados, el apodo de Mudo le hace bastante justicia a este joven tímido y de perfil bajo, una personalidad bastante diferente a la del extrovertido Juan, quien recibe todo el tiempo a amigos y parejas ocasionales.
Prácticamente desde el primer día es evidente una fuerte tensión sexual entre ambos, debiendo esforzarse para reprimir miradas y gestos que delatan un deseo que es inviable sostener reprimido.
Cuando eventualmente lo dejan emerger surge una nueva serie de conflictos. Sus realidades y entornos los condicionan para aceptar abiertamente lo que sienten o desean, algo que no encaja dentro de la normativa tradicional.
Sin Enamorarse
La narración de Un Rubio se divide en dos partes bastante diferenciadas, con un punto de quiebre que se espera desde el primer momento.
La primera parte, donde el deseo reprimido construye una fuerte tensión entre ambos protagonistas, discurre a un ritmo extremadamente lento, diluyendo gran parte de la potencia que esas escenas pueden llegar a tener. No solo por los largos silencios o la estaticidad de lo que muestra, sobre todo porque cada idea se repite varias veces en distintas escenas casi idénticas entre sí.
Esa reiteración que debilita antes que reforzar, no desaparece del todo en la segunda parte: pero al menos la trama toma un impulso más interesante una vez que cambia el eje y profundiza sobre la realidad de cada uno.
Gabriel y Juan tienen una perspectiva muy diferente de la relación que los une, pero principalmente del futuro que pueden llegar a tener, sobre todo por el nivel de sinceridad con el que cada cual se puede ver a sí mismo. Mientras Gabriel parece más consciente de su deseo y dispuesto a arriesgarse emocionalmente a una relación, a Juan le aterra perder la libertad tanto como la imagen que da para el afuera; un conflicto que deberá enfrentar tarde o temprano.
El tono naturalista con el que está presentado todo en Un Rubiofunciona en muchos de los momentos más introspectivos donde habla el silencio, pero se desarma durante varias escenas centradas alrededor del diálogo, con líneas inverosímiles y poco fluidas que delatan un trabajo actoral poco lucido de los personajes secundarios que los rodean. Todas las escenas de reunión parecen contadas por alguien que se imagina una situación desde afuera sin realmente entenderlas, subrayando rasgos y comportamientos estereotipados de una serie de personajes que necesitan remarcar ese formar un entorno poco receptivo que confirme los temores de Juan.
Hay varias buenas ideas realizadas correctamente en Un Rubio, pero se pierden dentro de una larga secuencia de repeticiones cansinas. Queriendo remarcar algo que no lo necesita, logran el efecto contrario y diluyen los buenos climas que construye en los momentos de mayor intimidad entre los protagonistas.