Hijo que llega y pareja que sufre
UN SUCESO FELIZ, de Rémi Bezancon.- De llantos, vómitos, cansancio y emociones está hecha la vida de esta madre primeriza. ¿O de todas las madres? La llegada del hijo es una bendición, claro que sí, pero también un estorbo para esta muchacha que después de la cigüeña no sabe qué hacer con su casa, su vida, su carrera, su pareja y sus deseos. Es una comedia costumbrista que se va poniendo seria a medida que crecen los problemas y el crío. Una película que redimensiona el rol de mami y deja el instinto a un lado para indagar en el mundo doméstico, menos idealizado y más difícil. El filme es tonto cuando quiere ser romántico, pero mejora cuando se hace un lugarcito, entre pañales y berrinches, para retratar a esa pareja que era muy dichosa hasta que llegó este vástago, tan pedido y tan invasor, que se les mete en la cama y en la vida, que les quita horas, descanso, programas, ganas y que los tiene suspendidos, entre el embeleso y el agobio. El bebe, sin querer, los obligará a revisar roles y vínculos: como padres, como hijos, como amigos, como amantes. El tema daba para mucho, pero se queda en la superficie. Está contado en primera persona por esta mami bella y comunicativa (Louise Bourgoin), que de golpe siente que debe cuidar a dos bebes (él es un poco inmaduro) y que la vida se le escapa entre mamaderas, cuatro paredes y reclamos. Hay un par de escenas poco felices (¿por qué esa manía de querer mostrarnos los partos con crudeza y detenimiento), alguna cursilerías y secundarios demasiado subrayados, pero sale a flote por la calidez de su mirada, los buenos actores protagónicos, su simpatía y su sencillez, pero sobre todo por su original enfoque: cuando el bebe ríe, lo disfrutan los dos; cuando el bebe llora, la que se encarga es la madre. ¿O no?