El director francés Remí Bezancon brinda en Un suceso feliz una de las películas más realistas que se hicieron en los últimos años sobre el tema de la paternidad y las relaciones de pareja.
Por lo general cuando se tratan estas cuestiones en el cine siempre se encaran por el lado de la comedia de enredos y los aspectos más positivos de lo que representa la llegada de un hijo en una familia.
La particularidad de esta historia es que aborda las luces y sombras de estos temas con personajes queribles y verosímiles con los que el espectador, sea hombre o mujer, puede conectarse fácilmente.
En ese sentido la historia tiene algunas cosas del cine de Cameron Crowe donde el amor y los problemas sentimentales son tratados de manera honesta sin el endulcoramiento exagerado de las propuestas románticas hollywoodenses.
En un suceso feliz prácticamente encontramos dos películas en una.
La primera parte de la historia, antes de la llegada de la bebé, es una comedia romántica que se divierte al generar situaciones divertidas con el inicio de la relación de los protagonistas y el proceso del embarazo.
A partir del momento en que nace la niña la trama se vuelve mucho más dramática, pero también interesante porque se trabajan todos esos temas que por lo general no se tratan en esta clase de relatos.
En esta producción la llegada de un hijo es el factor que genera una separación en la pareja y ambos protagonistas tratan de lidiar con sus responsabilidades como pueden.
La trama es narrada desde la visión de la protagonista (Louise Bourgoin), quien a través de un relato en off nos conduce con cierta cuota de ironía por su experiencia con la maternidad.
Lo bueno del film es que desarrolla estas cuestiones sin golpes bajos o excesos de melodramas.
Una linda historia de amor que está para tener en cuenta.