Sobre los malestares de una madre moderna
Según algunos, esta película es la primera que contradice y destruye la imagen de absoluta felicidad y dedicación que cualquier madre adquiere naturalmente desde el momento mismo en que toma conciencia de su embarazo. Puede ser, si ignoramos «Que el cielo la juzgue», con Gene Tierney (1945), «Guacho», con Tita Merello (1954), «El extraño que hay en mí», de la alemana Emily Atef (2007), y otros cuantos dramas y dramones de la historia del cine. Frente a ellos, «Un suceso feliz» sería apenas una bonita propaganda de cunas y mamaderas.
Lo que sí es cierto, es que se trata de la primera comedia medianamente dramática sobre los malestares propios de una joven moderna frente a un primer embarazo, y, sobre todo, un primer bebé, con los altibajos no solo horarios, sino emocionales, hormonales, sociales y familiares que el asunto conlleva. También su pareja tiene problemas, pero de baja intensidad. Como se sabe, la mente masculina es mucho menos compleja, y a este tipo le basta con tener una mano libre para los videojuegos mientras sostiene al bebé con la otra. Eso si, madura más rápido que la madre.
Autor, Remi Bezancon, que venía de hacer un buen retrato familiar, «El primer día del resto de tu vida». La que ahora vemos es más ganchera, con profusión de recursos visuales y mujeres vigilantes: la esposa y coguionista del director, la productora, la novelista Eliette Abécassis, autora del texto autobiográfico en que se basa la película, y, especialmente, Louise Bourgoin, talentosa protagonista, encima bastante linda.
En síntesis: obra indicada para que los padres primerizos adviertan lo que les espera, padres expertos recuerden con una sonrisa, madres viejas se asombren ante la flojera de las nuevas, y el público en general vea algo atendible, antes que algún productor norteamericano haga una remake toda efectista, empalagosa, y con chistes de mal olor y mal gusto, que acá no hay.