Una segunda oportunidad
Big Mike (Quinton Aaron) es un adolescente de color, gigantesco, el nuevo de la clase, tiene dificultades de aprendizaje y vive en la calle porque viene de suburbios peligrosos.
Es el nuevo compañero de la hija de Leigh Anne Tuohy (Sandra Bullock, ganadora del Oscar en el rubro “mejor actriz” por este papel)), quien lo invita a resguardarse del frío y a quedarse a dormir una noche en su lujosa mansión. Su esposo y sus hijos lo aceptan.
Lo que comienza como un gesto de bondad termina siendo algo importante: Big Mike llega a convertirse en miembro de la familia Tuohy, sin importar las diferencias sociales y raciales existentes. Y también clasifica para jugar con los grandes del rugby.
El relato de John Lee Hancock tiene claras intenciones integracionistas y es el típico relato que fusiona drama, emoción y deporte (antes lo había hecho para Disney en The Rookie); y aunque parece demasiado rosa en su tratamiento, muestra un giro en la última media hora que lo torna más atrapante.
Leigh Anne es capaz de todo para proteger a su nuevo “hijo”: desde entrometerse en los entrenamientos, comprarle ropa y hasta una costosa camioneta. Y si es necesario, también puede enfrentar a su selecto grupo de amigas que no ven con buenos ojos la idea de que un “negro” viva en su casa.
Efectiva, emotiva y con buenas interpretaciones (Kathy Bates aparece como la profesora particular), la película cumple su cometido.