El tango es soledad
Si pensamos en el tango como la banda sonora de la tragedia íntima y la soledad, debemos aceptar que este documental de German Kral claramente logra conectar con esa característica, a fuerza de contar el génesis y el final de la mejor pareja de bailarines de tango de la historia, la que formaban Juan Carlos Copes y María Nieves Rego.
Kral despliega una serie de recursos que van desde la ficcionalización, pasando por abundantes secuencias de baile, y entrevistas un tanto impostadas para abarcar el relato, subrayando las tensiones entre los diferentes registros. Una acumulación de lenguajes que le juega en contra a Un tango más, ya que le resta efectividad, la estira y la estiliza innecesariamente. Porque lo que realmente funciona y manda durante todo el metraje es el testimonio de María Nieves, que se va adueñando de la película, que finalmente será una reivindicación de su figura, o al menos nos obligará a sentir empatía por ella. María Nieves cuenta una vida de gloria y desengaño, a los 80 años su feminismo incipiente proviene casi completamente de su amargura. Ella es una encarnación del tango, y sus palabras no deprimen, al contrario, estimulan pensar la idea de que muchas veces no necesitamos a nadie y nada más que hacer bien lo que sabemos hacer.
Junto con la puesta en escena impecable, tenemos algunos momentos autoconscientes que funcionan, como la creación de alguna coreografía que luego aparecerá en todo su esplendor, y también algunas palabras provenientes del rostro endurecido de Copes que unidas al tierno y amargo relato esencialmente tanguero de María Nieves, termina haciéndonos olvidar la fallida acumulación de recursos en la película y obligándonos a la melancolía.